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Italia y Polonia, los países favoritos de los melillenses para irse de Erasmus

Según una encuesta de Spotahome el 43% de los estudiantes reconoce que la fiesta es un factor importante a la hora de decidir

Cada año, decenas de estudiantes del Campus de Melilla de la Universidad de Granada sueñan con hacer las maletas y vivir la experiencia Erasmus. Para muchos, es el primer salto real hacia la independencia, una oportunidad para explorar otros países, conocer nuevas culturas y, claro, disfrutar de una etapa, que los que han participado coinciden en definir como “inolvidable”. Y entre todos los destinos posibles, hay dos países que reinan en las preferencias de los melillenses: Italia y Polonia.

Las razones son diversas, pero tienen mucho que ver con el ambiente universitario, el coste de vida asequible y, no menos importante, la posibilidad de compartir la experiencia con otros compañeros. “Yo elegí Cracovia porque me hablaron muy bien de la ciudad. Es bonita, barata y hay mucho ambiente Erasmus. Además, hay bastantes estudiantes de Melilla que también van, así que no estaré sola”, ha comentado Nadia, que ya ha sido admitida para el curso 2025-2026. “Tenía claro que quería vivir esto antes de acabar la carrera. No es solo estudiar fuera, es aprender a vivir por tu cuenta para los que somos de Melilla y seguimos viviendo con nuestros padres, además de conocer gente y aprender otro idioma”.

Como Nadia, cada vez más jóvenes del campus melillense se suman al programa Erasmus+. El proceso para participar comenzó en noviembre de 2024, cuando se abrió el plazo de solicitudes. La resolución definitiva de la primera adjudicación llegó el 11 de febrero, pero este año se amplió el periodo extraordinario hasta el 31 de marzo, lo que permitió a muchos estudiantes reconsiderar sus opciones y apuntarse en una segunda vuelta.

La Universidad de Granada mantiene convenios con instituciones de toda Europa y desde Melilla se puede optar a universidades en Francia, Grecia, Finlandia, República Checa, Rumanía, Turquía, Portugal, Reino Unido, Eslovaquia y, por supuesto, Italia y Polonia, que encabezan el ranking de los destinos más demandados.

En Italia, ciudades como Bolonia, Roma, Milán, Palermo, Perugia o Turín se repiten cada año entre las favoritas. “De pequeño fui a Roma con mis padres y me encantó. Tenía claro que si me iba de Erasmus iba a ser allí. Por suerte me han cogido, así que estoy deseando que llegue ya el momento de irme.”, ha contado David.

Para David, como para muchos otros, el coste de vida es una variable decisiva. Según una encuesta reciente de Spotahome, el 58% de los estudiantes Erasmus descarta automáticamente un destino si el coste de vida es elevado. Además, un 45% busca ciudades asequible y el 43% reconoce que la vida social y la fiesta son factores importantes a la hora de decidir.

La cuantía de la beca Erasmus para estudiantes españoles oscila entre 300 y 600 euros mensuales. Polonia, en este sentido, tiene ventaja ya que destinos como Cracovia o Varsovia, son más económicos y permiten vivir sin apuros. “Yo quería ir a Polonia, porque es mucho más barato que otros países y así puedo permitirme hacer más viajes por Europa desde allí. Además, según me han contado amigos que ya han estado allí de Erasmus, se estudia más en las discotecas que en las bibliotecas”, ha comentado Juan riendo.

Aunque la ilusión es evidente, no todo es tan fácil como parece. Uno de los principales retos que afrontan los estudiantes Erasmus es el alojamiento. Encontrar una residencia o un piso compartido de calidad y a buen precio puede ser una odisea. “Yo estuve buscando un millón de pisos”, ha dicho Lucía. “Al final he encontrado uno por una web pero me da miedo que me estafen porque una amiga cuando se fue tuvo problemas. Veremos a ver si cuando llegue me encuentre en la calle”.

Desde plataformas como Spotahome recomiendan reservar alojamiento con antelación y hacerlo en sitios con garantía. De hecho, el 64% de los estudiantes Erasmus señala el precio como el mayor obstáculo, seguido por la escasa disponibilidad de alojamientos (26%) y la baja calidad (10%).

Aun así, los que ya han vivido la experiencia coinciden: merece la pena. “Yo estuve en Coimbra el año pasado y lo volvería a hacer mil veces”, cuenta Rocío, exalumna del Campus de Melilla que ahora cursa un máster. “Aprendí portugués, hice amigos de toda Europa y viajé un montón. Me fui siendo una persona y volví siendo otra. Erasmus no es solo irte de fiesta, aunque también hay mucho de eso, claramente”.

Por otra parte hay quienes tienen menos suerte en la elección de destino y les tocan lugares menos masificados. “Yo voy a Liberec, en la República Checa”, comentó Carlos. “Nadie sabe dónde está, pero es donde me ha tocado y como me quiero ir de Erasmus pues no queda de otra”.

Otros estudiantes, en cambio, priorizan el idioma. Aunque solo el 12% de los encuestados afirma que aprender una lengua extranjera es su principal motivación, sigue siendo importante para muchos. “Yo quiero mejorar mi inglés y por eso me voy a Reino Unido”, explica Paula, de tercer curso. “Ya he hecho hasta un curso de preparación lingüística con la UGR para llegar más preparada porque tengo miedo de llegar y no entender nada”.

La preparación previa es un aspecto clave que a veces se subestima. Desde la Oficina de Relaciones Internacionales del Campus de Melilla se ofrece asesoramiento, ayuda en la tramitación y orientación sobre el destino. El campus, aunque pequeño, se ha consolidado como un centro activo en movilidad internacional, tanto saliente como entrante, recibiendo cada año a estudiantes Erasmus de otros países, especialmente de Francia e Italia.

Muchos de ellos llegan sin saber qué esperar y se enamoran de la ciudad. “Nunca había oído hablar de Melilla antes de que me aceptaran, pero fue una sorpresa increíble”, ha relatado Alessandra, estudiante italiana que está de Erasmus en el campus melillense. “Tiene playa, buen tiempo y gente muy divertida”.

La experiencia Erasmus, al final, es mucho más que un semestre o un curso fuera. Es abrirse al mundo, ampliar horizontes y volver con una mochila llena de historias, amistades y aprendizajes. Y para los melillenses, Italia y Polonia se han convertido en los escenarios favoritos de esta aventura.

“Ahora solo pienso en septiembre”, confiesa Nadia. “Estoy contando los días”.

Y es que para muchos jóvenes del Campus de Melilla, Erasmus no es solo un programa europeo: es el viaje que marca un antes y un después. Como dijo Lucía, “la ‘depresión’ post Erasmus es real”.

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