Chenoa triunfa en la Plaza de Armas con un acústico en el que su voz estuvo arropada sólo por dos guitarras, pero también por los cientos de espectadores que abarrotaron el recinto.
Chenoa había advertido unas horas antes del concierto que protagonizó anoche en la Plaza de Armas de que el formato, el escenario y la compañía la animaban. En especial la Luna que da nombre al ciclo de actuaciones en El Pueblo, que es su “regente” y forma parte de su “paisaje”. Esos ingredientes, combinados, se tradujeron en un espectáculo casi perfecto: gradas abarrotadas, temperatura propicia y una complicidad entre público y artista que certificaron el éxito de quien, reconoce, se siente ya en Melilla como en una especie de segunda casa.
Con puntualidad y rodeada de cientos de seguidores –ni un hueco libre a la vista, lleno absoluto– , Laura desgranó buena parte de su repertorio. “Son tantos álbumes que ya casi me pierdo”, reconoció al micrófono. Desde sus primeros éxitos, los que grabó nada más salir de la ya lejana academia de ‘Operación Triunfo’ que la lanzó a la fama, hasta el ‘Todo irá bien’ que sonaba pocos minutos después de las diez de la noche. Y a partir de ahí, tema tras tema con parada especial en ‘Quinta dimensión’, que da nombre a su último trabajo.
Fiel a su anuncio, el concierto se dejó llevar por un ambiente sosegado, sin dictadura de decibelios. Sólo el acompañamiento de dos guitarras, las de Javier Arpa y Alfonso Samos, para un espectáculo íntimo y acústico, en las antípodas del bullicio que garantizan los grandes escenarios de los pabellones de deportes o las plazas de toros, como la que acogió su último espectáculo en Melilla. A su alrededor, rodeándola, lo que había anoche eran niños sentados en el suelo, público de todas las edades en las gradas e incluso familias sentadas en torno a una mesa cenando. “Es un formato que me agrada. Es para gente que no viene tanto a pegar saltos a un concierto sino a degustar la voz sin tanto decorado. Eso te obliga también a dar algo diferente”, había augurado unas horas antes. Y, visto el resultado, lo logró.
“Como en el salón de casa”
“Pendiente de lo que la gente pida, en un formato más improvisado. En estos casos me siento como en el salón de casa. Y eso se agradece”. Así, tal y como había presagiado, se desenvolvió anoche. Quizás porque, como reconoció, en el fondo la proximidad con el público la retrotrae a épocas pretéritas en la que recorría “durante diez años los bares cantando, sin parafernalia”, sujeta tan sólo “a la voz y a la guitarra”. Y anoche no le falló ese público que identifica como “fiel, cercano, que ha crecido conmigo, que ahora tiene hijos”. A los que define como ‘chenoístas’ y que son “hermandad”, que se “mantienen” y conectan con su “filosofía del trabajo” y de los que dice sentirse “muy orgullosa”.
Pese a las pinceladas de temas pasados, Chenoa abrió ayer en Melilla la puerta de su nuevo álbum, que asegura bebe de su “cuna anglo” y que de hecho ha nacido, en buena parte, en Londres. Una aventura que ha asumido en primera persona, al margen de las grandes discográficas. Un reto por el que algunos la llaman “loca” o “valiente” pero del que dice sentirse orgullosa porque le permite tomar las riendas de su carrera. Y por encima de dificultades, optimismo: “El tema de la crisis de la música está ya incluso pasado. Voy a cantar, no debo quejarme”.
Un escenario distinto para la tercera visita
Javier Mateo, viceconsejero de Turismo, recordaba horas antes del concierto que el escenario privilegiado que anoche acogió a Chenoa no tenía nada que ver con la Plaza de Toros que pisó en su anterior actuación. “Es un sitio acogedor gracias a la fortaleza, la explanada, el mar... Melilla es uno de esos sitios que pueden organizar estos formatos”, destacaba. También rememoró la otra ocasión en la que la cantante se desplazó hasta la ciudad para grabar el ya famoso videoclip que, según reveló la propia cantante, ha podido verlo proyectado en varios países latinoamericanos. “Fue toda una experiencia, con gente corriendo detrás