Estos días hemos publicado sendos artículos hablando de los pros y los contra de tener cerrada la frontera. En las redes sociales hemos visto que los melillenses se posicionan teniendo en cuenta unos y otros de muy diferentes maneras. Alguien advertía de lo bueno del cierre por la cuestión sanitaria; otros estaban totalmente en contra porque consideraban beneficioso el tráfico fronterizo para las empresas locales.
La frontera es uno de esos temas en los que el término medio es lo mejor que puede esperarse. Es decir, si bien es cierto que tenemos menos delitos y menos partos en el Hospital Comarcal, no lo es menos que necesitamos darle oxígeno a nuestros comercios y hostelería con la entrada de turistas marroquíes.
En definitiva, que necesitamos una frontera en condiciones, europea, con sus correspondientes medidas de seguridad, fluida pero controlada a la vez, con una aduana comercial legalmente establecida, con instalaciones acordes a lo que debe ser la linde con un tercer país. Y es ahí donde estaría el término medio que tanto buscamos todos.
Es muy importante que seamos conscientes de la importancia de tener una frontera propia de la Unión Europea a la que pertenecemos. No se puede improvisar, nada debe quedar al azar de lo que pueda suceder cuando abra. Las autoridades españolas tienen que tomar buena nota y hacer los deberes sin prisas pero sin pausa, analizando todas las consecuencias y, sobre todo, mirando por lo que sea beneficioso para Melilla.
Por eso no es tiempo de presiones, ni de salir a la calle sino de exigir responsabilidad y que hagan un trabajo minucioso quienes deben dibujar la frontera que queremos y debemos tener. Para los melillenses es una cuestión de supervivencia que las cosas vayan al ritmo que marque el disponer de un paso fronterizo que cumpla todas nuestras expectativas de control y fluidez.
Llevamos tanto tiempo esperando la apertura de las fronteras que merece la pena aguardar un poco más si ello repercute en una mejora importante del tránsito: que puedan cruzar los trabajadores transfronterizos bien documentados, que puedan venir los turistas, que vayan de un lado a otro legalmente las mercancías. Eso es lo que Melilla merece y, más que nada, necesita.