No, no, déjenme tranquilo y no me cuenten historias de chinos, uf perdón, estamos en el año del conejo. ¿Qué es eso del cigarro electrónico?. ‘Es la última novedad en consumo de sinónimos de tabaco.
Exhala humo pero es humo amable’. Me dicen. Bueno, ea, vamos a probarlo. Nos vamos a la Farmacia El Sol, la de Paco López; y es verdad, no está mal y sale humo que, de alguna forma, recuerda al tabaco americano de Virginia, dice mi amiga Laura que, sin fumar, entiende de aromas tabáquicos. Su compañero, Javi Sabaté, lo subscribe.
Es la opción a la medida ‘dictatorial’ –dice el propietario del marbellí Asador Guadalmina– de este Gobierno de gestos inertes pero de pocas soluciones a la ruina de la economía, el Gobierno, antitabaco ZP. El caso es que el cigarrillo electrónico funciona.
Sí, sí, se echa humo, necesario para cualquier sobremesa y, por menos de 40 euros, hay consumo de sobra. Hombre, no es lo mismo que el tabaco de yerba, del bueno, pero estando la cosa como está de malita, algo habrá que hacer.
Hay quien dice que es una soberana estupidez fumar voltios en vez de fina hierba y nicotina pero, consideren: Frente a un Gobierno que pasa del escándalo mayúsculo de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE,s) en Merca Sevilla y la emprende contra un empresario que permite fumar en su casa, hay que reaccionar. Es como decirle a ZP que ‘no voy a fumar, como usted ordena, pero voy a echar humo electrónico, le pese a quien le pese, vos incluido’.
Quienes han probado la ‘solución electrónica’ dicen que es consuelo y que es saludable porque fumas menos de lo normal, con lo cual el daño nicotinero es menor. No los creemos pero, vaya, si lo dicen, será porque lo han notado en sus propias carnes. El problema es volitivo.
Es decir, si me da la gana de fumar y el dueño de la casa-bar-restaurante no tiene inconveniente en que yo fume, ¿por qué mierdas Zapatero se mete por medio y me prohíbe que me cargue un paquete de, pongamos por ejemplo, Ducados?
En fin, es el debate de los días actuales y, sobre todo, después del caso Guadalmina. Pero llama la atención la hipocresía de nuestros actuales gobernantes. Si no quieres tabaco porque es tan dañino, ¿por qué no prohíbes su venta. ¡Ah, que te quedas sin recaudar a espuertas!. Pero ¿qué tipo de responsabilidad social es ésta?
Dice el propietario del ‘Guadalmina’ que este tipo de fascismo (lo dice él, no yo, cuidado) se acabará en 2012 cuando el Gobierno cambie y sus actuales titulares vayan al banco de la oposición en el Congreso de los Diputados. Mientras eso ocurra o deje de ocurrir, vaya usted a la Farmacia El Sol y compre a Paco unos cigarrillos electrónicos; sólo cuestan 38 euros.
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