Antonio Orozco ofreció ayer, por sorpresa, un concierto en el hospital Comarcal de Melilla como homenaje a los sanitarios que luchan contra el coronavirus y los pacientes que sufren la enfermedad. Un gesto que le honra como artista y que demuestra la altura moral de la persona.
Estamos atravesando momentos muy duros como sociedad, la pandemia de Covid-19 ha puesto patas arriba nuestras vidas y se ha levado la vida de miles. Nuestro mundo ha cambiado radicalmente y la incertidumbre sobre el futuro es máxima. Para los profesionales de la sanidad el desafío es doble, pues se enfrentan a la cara más dura del virus en su trabajo diariamente y además sufren, como cualquier otro ciudadano, el impacto que el Covid-19 ha tenido a nivel social y económico.
Por eso, cualquier reconocimiento que se haga a los que dan la cara por nosotros frente a la enfermedad tiene un valor especial. Durante el confinamiento se repitieron los homenajes a los sanitarios pero desde la desescalada parece que hemos olvidado la increíble labor desarrollada por los profesionales de la sanidad para hacer frente a la pandemia, algo que nunca deberíamos olvidar.
Como tampoco deberíamos olvidar las condiciones, a veces precarias, en las que los sanitarios se enfrentan al coronavirus y que como ciudadanos debemos también exigir a las administraciones públicas que se mejore la situación de estos profesionales, aumentando las plantillas y dotando a hospitales y centros de salud de los materiales necesarios para que puedan realizar su trabajo. Ese sería el mejor homenaje que podemos hacer.