La marca Primark abrió ayer su primera tienda en Melilla y eso es una buena noticia para la ciudad porque se han invertido nada menos que 7 millones de euros y se da trabajo a una plantilla de 90 personas. Y, como todos sabemos, la implantación de una empresa de esa magnitud no es algo que veamos muy a menudo por esta tierra.
Llegan los irlandeses con nuevos conceptos de negocio, de relación con los empleados, de oferta y de una relación calidad precio que hace muy atractiva su implantación en Melilla. Muy pocas alegrías tenemos últimamente desde el punto de vista económico y por eso es tan importante dar la bienvenida a Primark y desearle toda clase de éxitos. Su crecimiento será también el de la ciudad porque eso significará que se reactiva el tejido productivo, tan necesitado de impulso e ilusión.
Primark es una magnífica opción para las familias, sobre todo ahora que hay que pasar por la vuelta al cole. Sus productos mantienen unos precios muy competitivos y la variedad es su seña de identidad si tenemos en cuenta su textil de hogar, zapatería, lencería y adornos, entre otros artículos.
Ha sido muy interesante ver cómo festejaban los empleados la apertura de la tienda y ha sido un acierto que el acontecimiento contara con la presencia del director general para España y Portugal, Carlos Inácio, quien destacó en una entrevista con El Faro las posibilidades que Primark ofrece para la carrera profesional de su personal y de la que él mismo era un ejemplo.
Melilla merece estos respiros que nos acercan más a las posibilidades y variedad de ofertas que tienen los peninsulares. Ya disfrutábamos de franquicias de primer nivel y la incorporación de Primark a nuestro mercado es una apuesta indudable de futuro. Si un negocio de esa categoría se fija en la ciudad podemos llegar a la conclusión de que, a pesar de todo, hay potencial.
Ya solo falta que el Gobierno nacional presione convenientemente a Marruecos para que implante su régimen de viajeros como ya tiene España y que permite traer mercancías desde el vecino país. Con esa medida ganaría Primark y también todo el comercio local, que solo podría reactivarse mirando con un ojo a la clase media marroquí procedente de la provincia de Nador y con el otro a los visitantes que deben llegar de la península a través de los medios que pone el Gobierno local, como es el caso de la subvención del 75% de los billetes de barco y avión para los no residentes.
Estos bonos turísticos podrán comprarse desde más o menos mediados de octubre y se habla también de una buena campaña de promoción para que se conozca la oportunidad de viajar a una ciudad española en el norte de África, de una incuestionable belleza arquitectónica con sus edificios modernistas y un patrimonio histórico de primer nivel, único en el Mediterráneo.