Autoridades de España y Marruecos se reunirán mañana en Madrid para abordar temas relacionados con la normalización del tráfico fronterizo entre las ciudades autónomas y el país vecino.
El encuentro tendrá lugar a pocas horas de que este 8 de junio entren en vigor las restricciones del Ministerio de Sanidad que han llevado al líder de Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán, a amenazar con demandar en los juzgados a la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, si se implanta la restricción (él lo llama corralito) que impide pasar por la frontera más de 10 kilos de mercancías en régimen de viajeros.
El primer medio mes de frontera abierta ha permitido el reencuentro familiar de miles de melillenses, pero ha dejado también muchas quejas de una y otra parte de la frontera.
En la parte española del paso fronterizo de Beni Enzar salta a la vista que los preparativos previos a la reapertura se han hecho de manera apresurada y sin contar con el personal necesario para garantizar la seguridad al nivel que se exige a una frontera europea y del siglo XXI. De hecho, el Sindicato Unificado de Policía ha denunciado que hay noches con sólo tres policías de guardia. Eso es inaceptable como también es inaceptable que desde la Delegación del Gobierno se traslade a la prensa una información que no se corresponde con la realidad que denuncian los agentes. Maquillar las deficiencias solo aporta descrédito al político que lo hace.
De la parte marroquí se ha pasado de la permisividad y el trapicheo a la intransigencia demostrando que los extremos siempre son perjudiciales. Tan malo es permitir el porteo como lo es ahora el acoso a las familias que llevan regalos a Marruecos. Ese intercambio es algo que pasa en todas partes del mundo y que no depende ni de la diferencia de renta ni de la cultura. Hay que regularlo, no estrangularlo.
Por eso es tan importante que España y Marruecos se sienten ahora a negociar los controles definitivos que se aplicarán tras la una reapertura fronteriza que pese a que se retrasó bastante, da la impresión de que se ha hecho mal y pronto.
Una cosa es abrir gradualmente la frontera y otra muy distinta es torpedear gradualmente el flujo de capitales y mercancías en una de las dos direcciones. España sale perjudicada y aquí lo importante es que ganemos las dos partes.