El colectivo ecologista Guelaya ha apuntado que, en su opinión, el proyecto de la Zona de Bajas Emisiones "llega tarde y mal" a Melilla y recuerda que desde el pasado día 1 entró en vigor por normativa de obligado cumplimiento, aprobada por el Gobierno de la Ciudad.
Según esa normativa vigente, se entiende por zona de baja emisión el ámbito delimitado por una Administración pública, en ejercicio de sus competencias, dentro de su territorio, de carácter continuo, y en el que se aplican restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, conforme a la clasificación de los vehículos por su nivel de emisiones. Es decir, "desde el 1 de enero tendríamos que tener implementada una zona delimitada con restricciones de circulación y aparcamiento de vehículos".
Para ello, asegura Guelaya, la ciudad debería tener un listado de qué vehículos pueden aparcar, qué vehículos pueden circular y qué sanciones se impondrían a los incumplimientos. "Tendríamos que haber puesto en marcha un sistema de control de aparcamiento, acceso y circulación de los vehículos, haber ubicado las señales de tráfico que la DGT ha establecido para delimitar las zonas de entrada a una ZBE y tendríamos que haber dotado a nuestro parque automovilístico de las pegatinas de la DGT que especifican los niveles de emisiones de cada vehículo. Haría falta, en definitiva, un trabajo previo extenso", apunta el colectivo.
Sin embargo, lamenta que solo se haya delimitado la ZBE y decidir que sólo podrán aparcar residentes y comerciantes, "pero lo cierto es que ya ha comenzado 2023 y no hay ningún tipo de control para el aparcamiento; como siempre llegamos tarde y mal", insiste.
No se ha hecho bien
La ZBE de Melilla comprende el triángulo modernista de la ciudad, pero deja fuera la Plaza de España, que es la zona de mayor tráfico del centro. "No se entiende que una ZBE ubicada en el centro de la ciudad y que pretende reducir emisiones contaminantes, deje fuera su principal foco de contaminación. O sí se entiende, si lo que se pretende es hacer un paripé de ZBE, y ver si cuela".
Las ZBE, explica Guelaya, se establecen para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la normativa "nos advierte de que se deberá promover la mejora de dicha calidad del aire en todo el municipio y no exclusivamente en la zona afectada".
También advierte de que estos objetivos de mejora de calidad del aire deberán alinearse en la medida de lo posible con los valores guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más exigentes que los de la normativa europea para la mayoría de contaminantes.
Es decir, no basta con implementar una ZBE, sino que hay que bajar sí o sí los niveles de contaminación de la ciudad, "y si no lo hacemos...adiós a los fondos europeos".
La ZBE delimitada por Melilla, en principio no restringirá la circulación de vehículos por su interior. "Podremos seguir yendo desde Reyes Católicos al puerto pasando por la Avenida, o desde Plaza de España al cementerio a través de Ejército Español, por lo que el único tráfico que va a disminuir es el de los coches que buscan aparcamiento, pero este era bastante escaso, porque la zona está en gran parte peatonalizada, así que, cuando pasen las elecciones de mayo, tocará, vistos los nulos resultados de descenso de emisiones, pasar a una fase "más dura", de mayores restricciones", señala la entidad.
Para Guelaya, sería importante que de aquí a mayo, los partidos políticos de Melilla incorporasen a sus programas medidas para poder garantizar una reducción de la contaminación en la ciudad, si es que quieren seguir accediendo al dinero europeo, "que, lamentablemente, parece ser lo único que les interesa". "Lo tienen fácil y difícil. Fácil porque no tienen más que leerse las Directrices para la creación de las ZBE dadas por el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) y transponerlas a sus programas; difícil porque ello implica, además de una ZBE de verdad y no un remedo como el actual, medidas para invertir la pirámide de movilidad en la ciudad. Los desplazamientos, según las directrices de las ZBE, deberían priorizarse siguiendo este orden: peatón, bicicleta, transporte público, carga y descarga y, por último, vehículos privados, incluidos híbridos y eléctricos".
"Estamos casi seguros de que en lo que van a poner énfasis es en lo bueno que es pasarse al coche eléctrico, que no es más que reincidir en el uso del coche particular con todos los problemas de movilidad que conlleva, y sin olvidar que en Melilla estos coches se cargan con la electricidad que produce Endesa a base de quemar fuel oíl. El establecer, como dicen las directrices, corredores peatonales que unan los distintos barrios entre sí y con el centro, y que sean cómodos, seguros, y con sombra (esto lo añadimos nosotros) les va a chirriar".
Para conseguir bajar las emisiones habrá que dejar, muy a menudo, el coche en casa. "Esto solo se consigue con un proyecto bien hecho que incluya al menos dos medidas: Restringir el aparcamiento en toda la ciudad, (si no se puede aparcar no tiene sentido coger el coche), y mejorar, y mucho, el transporte público y los corredores peatonales".
Finalmente, Guelaya explica que hay que dar una alternativa al vehículo privado que permita a Melilla convertirse en una ciudad amable "y no en el caos circulatorio en que vivimos". "Los tiempos están cambiando y lo piden a gritos, también lo pide la normativa jurídica. A ver si nuestros políticos se enteran", concluye.
¿a quien le importa guelaya? Solo a los señores de El Faro.
A mi y a la inmensa mayoría de los melillenses que pretenden una Melilla más habitable y respirable.