El Ingesa presentaba este miércoles la remodelación de uno de los dos paritorios con los que cuenta el Hospital Comarcal para asistir a la población femenina de Melilla y a la que cruza la frontera para recibir una atención médica muy superior a la que ofrece el país vecino. La inversión realizada para acondicionar esta instalación no puede ser recibida más que con satisfacción si el objetivo va más allá de un titular y una foto, si es uno de los muchos pasos que hay que dar hasta conseguir ofrecer un servicio de calidad.
La Sanidad en esta ciudad necesita tanto inversiones como planificación y directrices claras de Madrid. En primer lugar se debe establecer con precisión si Melilla está obligada a prestar atención médica a ciudadanos marroquíes. Si el Estado considera que es así, será necesario determinar cuánto cuesta ese servicio, en qué medida se debe incrementar el presupuesto. Y sólo una vez que se haya establecido quiénes van a recibir la asistencia y cuál va a ser la cuantía disponible, será posible acordar un plan de inversiones para decidir su orden y prioridad.
La apuesta por mejorar uno de los paritorios debería haber sido recibida con estusiasmo por los profesionales que trabajan a diario en esas instalaciones. Sin embargo, no ha sido así exactamente. La inversión del Ingesa no ha recibido críticas como tal, pero en cambio ha dado pie a que los trabajadores pongan sobre la mesa otras necesidades que aparentemente son prioritarias, que precisan mayor inversión y que son menos ‘vendibles’ en el corto plazo.
El problema es que no se puede ocultar la situación de la Sanidad en Melilla con un titular y una foto.