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Fomento prepara una ordenanza para ‘limpiar’ de cables las fachadas

La Consejería afirma que lleva “meses” trabajando en una nueva legislación inspirada en las de otras ciudades · La normativa busca que el centro histórico quede libre de cables, pero el trabajo “será lento”.

El consejero de Fomento, Juventud y Deportes, Miguel Marín, adelantó ayer a El Faro que su departamento está trabajando en la redacción de una nueva ordenanza municipal que busca dejar libre de cables todas las fachadas del centro histórico de Melilla.
La nueva normativa en la que la Consejería trabaja “desde hace meses” estará inspirada en las de “otras ciudades” y regulará, exclusivamente, “todo el tema de cableado en las fachadas”.
El también vicepresidente primero del Gobierno autonómico adelantó a este periódico que la nueva ordenanza que regulará el cableado de las fachadas de la ciudad no tendrá carácter retroactivo, pero en cuanto entre en vigor obligará en todas las obras de rehabilitación, incluso las más pequeñas, a soterrar los cables, que no podrán quedar visibles en las fachadas.
De momento, aclaró Marín, sólo las nuevas construcciones están obligadas a ocultar el cableado de las fachadas.
Lo que sucede en estos momentos, recalcó el consejero de Fomento, es que los cables se pasan por las fachadas “con la excusa de una ley de los años sesenta de servidumbre de paso”.
De momento no hay fecha de presentación de la nueva ordenanza que regulará el cableado en las fachadas de la ciudad. “Queremos que sea lo más completa posible y que se adapte a las características y particularidades del casco histórico de Melilla”, subrayó el consejero Marín.
El objetivo de la nueva legislación sobre el cableado en las fachadas es “que todo el centro histórico y los edificios modernistas de Melilla se queden limpios de cables. Pero esto será un trabajo lento y se hará poco a poco”, advierte el vicepresidente primero de la Ciudad.

Lo que pedían los arquitectos

La nueva normativa que regulará el cableado de las fachadas de la ciudad que está preparando la Consejería de Fomento viene a dar respuesta a la petición que formuló el pasado lunes a través de El Faro el Colegio de Arquitectos de Melilla.
Según explicó su decano, Javier Herrera, los arquitectos melillenses animan a la Ciudad Autónoma a aprobar una normativa municipal que regule el soterramiento de los cables que afean las fachadas de los edificios de la zona centro.
Herrera afirmó a este periódico que todo el cableado que hay por las fachadas de los edificios modernistas de la ciudad son de las compañías Gaselec y Cablemel y que esas empresas no los soterran porque con eso “se ahorran mucho dinero”.
En opinión del decano de los arquitectos de la ciudad, la Consejería de Fomento debería encargar un estudio que baraje alternativas sobre cómo eliminar los cables de las fachadas.

Los primeros pasos

El consejero de Fomento, Miguel Marín, ha avanzado a El Faro que su equipo está preparando un proyecto para soterrar todos los cables de Gaselec y Telefónica que pasan por la fachada del edificio Casa Tortosa.
Se trata, según Marín, de un plan piloto que se llevará  cabo en todos los inmuebles de esa manzana. Pero las obras no serán cosa de un día porque necesitarán una inversión “fuerte”.

La Comisión de Patrimonio asegura que “no tiene nada que ver con los cables”

La Dirección General de Cultura cree que la Comisión de Patrimonio no debe pronunciarse sobre la eliminación del cableado de las fachadas de los edificios porque ésta sólo se encarga, en caso de rehabilitación, de que se sigan las normas, “pero con los cables no tiene nada que ver”. Así lo aseguraron a El Faro fuentes del departamento que dirige José Criado.
Sin embargo, el Reglamento de la Comisión Histórico Artístico, aprobado en julio de 2010 incluye entre sus funciones (artículo 2, inciso j) “proponer las medidas que considere convenientes para la mejor investigación, conservación, enriquecimiento, protección y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Histórico-Artístico”.
Desde el Colegio de Arquitectos de la ciudad consideran que corresponde a la Comisión de Patrimonio colaborar en la elaboración de un escrito que diga que no se pueden poner cables en las fachadas de los edificios modernistas.
Hay que entender la opinión del Colegio de Arquitectos de Melilla en el contexto de las relaciones que mantiene con la Comisión de Patrimonio local desde que en el año 2010 ésta decidió prescindir del representante de los arquitectos por tener éste “intereses legítimos” que podían verse “afectados por los dictámenes de la Comisión”, según recoge el Reglamento de la Comisión aprobado en julio de 2010.
Por su parte, Juan Antonio Vera, presidente de Unesco Melilla, sí considera que la eliminación de los cables de las fachadas de los edificios modernistas que se restauran en la ciudad depende de la Comisión de Patrimonio porque “es la que tiene que dictar las normas y debería decir: Los cables deben ir de ésta u otra forma”.

Un órgano consultivo

La Comisión de Patrimonio es un órgano consultivo que en Melilla está presidido por la consejera de Cultura, Simi Chocrón.
El consejero de Fomento, Miguel Marín, es el vicepresidente de la Comisión y entre los vocales cuenta con el presidente de Melilla Monumental, el cronista oficial de la ciudad, el secretario del Consejo de Gobierno, el director general de Cultura, un técnico de la Consejería de Cultura, otro de Fomento y uno de Medio Ambiente.

Gustavo Cabanillas amenaza con una denuncia a El Faro

Gustavo Cabanillas, propietario de Cablemel y Gaselec, amenazó ayer a El Faro con una denuncia en los juzgados porque dice que desde octubre no habla con este periódico y asegura que el lunes no hizo ningún tipo de declaración. Cabanillas niega que ese día dijera que no son de sus empresas los cables que afean las fachadas de los edificios modernistas del centro de la ciudad. Y, al mismo tiempo, también desmiente que haya dicho que el cableado correspondía “a la empresa que tenga la concesión de la distribución de la red eléctrica”.
También desmintió que el cableado de las fachadas del centro de la ciudad sea responsabilidad suya y reconoció que esos cables no deberían estar ahí ya que desde 1995 existe una normativa que prohíbe poner cables en fachadas de edificios nuevos.
Durante la conversación telefónica mantenida ayer entre Gustavo Cabanillas y El Faro, el empresario insistió en un tono prepotente que no había hablado con el periódico y que, por lo tanto, esa conversación nunca existió. Y antes de despedirse reiteró que tenía intención de resolver en los juzgados las diferencias con este diario.

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