La voluntaria melillense Felisa Padilla Muñoz ha sido distinguida por la Ciudad Autónoma con el galardón 'Melillense del Año'. Este premio se le entregará esta noche en un acto celebrado en el Palacio de la Asamblea.
Padilla habló con este medio, entre otros asuntos, sobre cómo había recibido tal distinción y acerca de la importancia de su labor para la ciudad.
- ¿Qué siente al haber recibido esta distinción?
-Muchísima alegría y, sobre todo, muchísimo orgullo. Es un reconocimiento de mi ciudad, donde he nacido y crecido. Es algo muy bonito.
- ¿Cómo se enteró de que había sido premiada?
-Me llamaron por teléfono de la Ciudad Autónoma y me lo anunciaron.
-Lleva toda su vida ayudando a los demás ¿Cómo despertó en usted ese sentimiento?
-Creo que sobre todo por la educación que tuve. Mi madre, que era una persona maravillosa, me inculcó la importancia de ayudar a los demás.
-¿Cómo empieza todo?
-Mi madre era de Almería y allí era muy asidua de las Religiosas de María Inmaculada. Entonces vino para acá y en cuanto tuve la edad escolar, lo primero que hizo fue meterme en las Religiosas. Allí terminé el colegio.
Mi madre falleció y mi padre me dijo de ir a las monjas. Siempre las nombro porque han sido un pilar muy importante en mi vida. Allí estuve junto a otras chicas jóvenes y entre nosotras estudiábamos la historia de Jesucristo. Un día decidimos poner en práctica esas enseñanzas.
Entonces fuimos a una habitación grande donde estaba el padre Oses, que en Melilla fue muy conocido, dando clase a los niños. El padre no tenía tiempo para atender a todos los chicos jóvenes, entonces decidimos que el padre utilizaría la clase por la mañana y nosotras por la tarde.
Al final había muchísimas niñas y, con un dinero que teníamos, decidimos hacer un colegio donde seguimos dando clase. Recuerdo incluso que en la misma obra nos ponían tablones para pasar de una habitación a otra.
He estado 40 años en el Monte y sigo estando. Lo que pasa que ahora estamos en un despacho arriba del Sagrado Corazón que utilizamos para buscar trabajo a las chicas que quieren hacerlo. Tomamos su documentación y cuando viene alguien buscando una chica para trabajar, le enviamos a la chica de acuerdo con el perfil que nos piden.
-Ha trabajado en el fomento de la convivencia entre melillenses ¿Cómo ve la situación actual en la ciudad?
-Es verdad que en aquella época, en el Monte éramos todos como una familia; pero ahora la cosa ha cambiado un poco. Antes éramos todos más cercanos.
Los 40 años en el Monte me han hecho ser la persona que soy hoy. Yo no di ni mucho menos la mitad de lo que ellos me dieron a mi. Fueron unos años preciosos.
Melilla es lo que es, tiene cuatro culturas distintas y yo quiero a la ciudad tal cual es. Pero siempre debe haber un respeto y no se debe de hacer daño unos a otros. Yo tengo muchísimos amigos de otras confesiones y a mi me encanta que haya una convivencia pacífica.
-Este no es el primer reconocimiento a su labor este año, pues ha recibido la Orden del Mérito Civil nada menos que de manos de Su Majestad el Rey Felipe VI ¿Qué recuerda de esa jornada?
-Fue precioso. Yo iba muy nerviosa, como es lógico, pero ellos tuvieron un trato tan acogedor y sencillo conmigo. Son personas maravillosas y las princesas también son estupendas y muy cercanas. Fue una experiencia preciosa.
Una cosa que recuerdo fue una anécdota al ponerme la medalla, porque a Casa Real se le olvidó la cinta del cuello y el Rey se quedó mirándome como diciendo "¿Y ahora qué hago?"
Sin duda fue un momento muy bonito.
-¿Seguirá ayudando en la integración de los melillenses?
-Sigo ayudando y lo haré mientras pueda. Si que es cierto que cuando era joven era todo muy distinto. Las que estábamos teníamos otra edad y ayudábamos en muchas tareas.
Ahora yo sigo ayudando y me adapto a lo que necesiten y lógicamente a lo que pueda responder.
-¿A quién le daría usted el reconocimiento al melillense del año?
-No estaba yo sola ayudando en el Monte, sino que éramos varias chicas. Muchas más participaron y dieron su vida por el Monte. Se lo daría a cualquiera de ellas.
- Para ir concluyendo, ¿qué mensaje le da a los melillenses?
-No sólo a los melillenses sino al mundo entero. Les diría que no fuésemos tan fríos, que busquemos dentro de nosotros ya que la felicidad no está fuera. Cuando estás dando y ayudando a un semejante, el Señor te da el ciento por uno y te hace feliz en ese momento.
Cuando tú te das a un semejante y ves en lo poco que puede ayudar le estás aliviando su problema, eso es una felicidad inmensa. La gente piensa que todo es el dinero y el poder, pero estamos equivocados.
Mis mas profundas felicitaciones a Felisa de quien ha tenido el profundo placer de ser nombrado Melillense del año en 1999
¡FELICIDADES!
Mejor ser desgraciado con dinero y poder, que ser desgraciado sin dinero y poder.