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La falta de vitamina D puede provocar pérdida de densidad ósea o problemas de ánimo

El 40% de la población adulta en España presenta insuficiencia de vitamina D, según un estudio de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) publicado en el año 2019, a pesar de que nuestro país presume de ser uno de los que cuenta con más horas de sol al año. Una situación que se acrecentó tras la crisis del coronavirus.

Entre las causas de esta deficiencia hay diversos factores como el estilo de vida interior de la ciudadanía o el uso extendido de la protección solar.

Los datos son aún más preocupantes en la población mayor de 65 años, ya que este problema alcanza al 80% de las personas de esta edad. Aún así, no muchas personas conocen esta situación ni cómo poder ponerle remedio.

El Faro ha consultado a la dietista Marta López Ortuño para conocer el impacto de la nutrición y su relación en la absorción de la vitamina D, así como descubrir cuáles son los alimentos más indicados para consumir en casos de falta esta sustancia.

"A pesar de que España es un país con abundante luz solar, es sorprendentemente común encontrar deficiencia de vitamina D entre la población. Esto se debe a varios factores. En primer lugar, muchos españoles pasan gran parte de su tiempo en interiores debido al estilo de vida moderno, lo que reduce la exposición directa al sol, la principal fuente de vitamina D", explica López Ortuño.

Además, remarca que el uso frecuente de protectores solares para prevenir el daño solar también disminuye la producción de vitamina D en la piel, ya que estos productos bloquean los rayos UVB, que son necesarios para su síntesis.

En esta problemática, explica, la alimentación juega un papel complementario pero no suficiente en muchos casos.

"Aunque algunos alimentos contienen vitamina D, las cantidades suelen ser limitadas, y es difícil alcanzar los niveles necesarios solo a través de la dieta. La principal fuente de vitamina D sigue siendo la exposición directa al sol. Sin embargo, en personas que pasan mucho tiempo en interiores o en aquellas con una mayor pigmentación en la piel (que produce menos vitamina D en respuesta a la luz solar), la alimentación adquiere una mayor importancia", aclara la experta.

Por este motivo, señala que incluir alimentos ricos en vitamina D en la dieta es fundamental para mantener una buena salud ósea y prevenir enfermedades como la osteoporosis.

Y es que la vitamina D es clave para la correcta absorción de calcio en los intestinos, lo que favorece la mineralización ósea y fortalece los huesos. Sin suficiente vitamina D, recalca, el cuerpo no puede absorber el calcio de manera eficiente, lo que puede llevar a una pérdida de densidad ósea y a un mayor riesgo de fracturas.

Pero su importancia no se limita al sistema óseo, según advierte. La vitamina D también desempeña un papel vital en la función del sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.

Asimismo, insiste, diversos estudios sugieren que niveles adecuados de esta vitamina pueden contribuir a reducir el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes, ciertos tipos de cáncer y afecciones cardíacas. Incluso, su deficiencia ha sido vinculada a problemas de ánimo, como la depresión, especialmente durante los meses de invierno, cuando la exposición al sol disminuye.

Consecuencias

Ya sabemos de forma general qué puede acarrear una falta de esta vitamina en nuestro organismo, pero la experta ha querido detallar más concretamente qué tipo de enfermedades puede producir esta deficiencia.

Los niveles bajos de vitamina D pueden tener efectos perjudiciales en múltiples sistemas del cuerpo. En el sistema esquelético, la deficiencia de esta vitamina puede conducir al desarrollo de osteoporosis en adultos y raquitismo en niños, enfermedades caracterizadas por una debilitación de los huesos. Esto aumenta significativamente el riesgo de fracturas y lesiones óseas.

Además, la deficiencia de vitamina D puede comprometer el sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a infecciones comunes, como resfriados y gripes. Algunos estudios sugieren que niveles insuficientes de esta vitamina también podrían aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple o el lupus, ya que la vitamina D desempeña un papel en la regulación de las respuestas inmunológicas.

Desde un punto de vista cardiovascular, los niveles bajos de vitamina D se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades del corazón y presión arterial alta. A nivel mental, algunas investigaciones han encontrado vínculos entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de sufrir depresión y fatiga crónica.

Alimentación y vitamina D

A pesar de que la principal fuente de vitamina D es la exposición solar, destaca la dietista, algunos alimentos son ricos en esta vitamina y pueden ayudar a complementar su ingesta. Entre los alimentos con mayor contenido de vitamina D destacan los pescados grasos o azules, como el salmón, el atún, las sardinas y la caballa. También el hígado de ternera, las yemas de huevo y los productos lácteos enriquecidos son buenas fuentes. Asimismo, ciertos tipos de hongos, cuando se exponen a la luz ultravioleta, pueden aumentar su contenido de vitamina D.

"Una persona que tenga deficiencia de vitamina D debería centrarse en consumir una dieta que incluya estos alimentos de manera regular. Los pescados grasos son una excelente opción no solo por su contenido en vitamina D, sino también por su aporte de ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias. Los lácteos fortificados y los cereales enriquecidos también pueden ser opciones útiles para complementar la dieta", recomienda.

Sin embargo, la dieta por sí sola a menudo no es suficiente para corregir una deficiencia importante de vitamina D, sobre todo en aquellos que no se exponen lo suficiente al sol. En estos casos, la recomendación médica puede incluir la suplementación.

"Si bien una dieta rica en vitamina D es beneficiosa y puede ayudar a aumentar los niveles de esta vitamina en el cuerpo, en muchos casos no es suficiente para paliar una deficiencia severa. Esto se debe a que la cantidad de vitamina D que podemos obtener de los alimentos es limitada, y alcanzar la cantidad diaria recomendada puede ser difícil solo a través de la dieta, especialmente si los niveles de partida son muy bajos", aclara.

Por esta razón, afirma, los médicos a menudo recetan suplementos de vitamina D, especialmente en personas con deficiencia clínica. En este sentido, resalta lo importante que es destacar que los suplementos de vitamina D deben contener vitamina D3 (colecalciferol), que es la forma más efectiva de la vitamina para elevar los niveles en sangre.

Además, se ha descubierto que combinar la vitamina D3 con la vitamina K2 es particularmente beneficioso. La vitamina K2 ayuda a dirigir el calcio hacia los huesos, evitando que se acumule en las arterias, lo que podría reducir el riesgo de calcificación vascular.

Por lo tanto, comenta, aunque la dieta es un componente importante para mantener niveles adecuados de vitamina D, en muchas ocasiones es necesario recurrir a suplementos, siempre bajo la recomendación médica, para asegurarse de que los niveles se restauren de manera segura y efectiva.

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