Veinte días después de la tragedia de Barrio Chino, la Eurocámara ha aprobado enviar una misión a Melilla para investigar lo ocurrido el 24 de junio en el salto violento a la valla, que se saldó con al menos 23 muertos.
También ha solicitado el Parlamento Europeo que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, comparezca en septiembre en la Comisión de Libertades Civiles y, según ha adelantado el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar, la intención de Marlaska es asistir.
De momento, que sepamos, hay tres investigaciones en curso: la que ha iniciado la Fiscalía General del Estado, un órgano que genera desconfianza en Europa para el hecho indisimulado de que la fiscal general haya sido ministra del Gobierno al que supuestamente investiga.
También investiga lo ocurrido, el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ex ministro de Educación y ex candidato del PSOE a las elecciones de la Comunidad de Madrid.
Estos detalles no pasan desapercibidos para la oposición ni para la Comisión Europa que han solicitado una investigación independiente que esclarezca lo ocurrido en el viernes negro en Barrio Chino, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo.
La credibilidad de España está en entredicho, sobre todo, después de que Marruecos haya acusado a nuestro país de no auxiliar a los migrantes heridos o atrapados en el torno de Barrio Chino.
Sin embargo, los testimonios de muchos migrantes van en sentido contrario. Denuncian que las palizas las recibieron en Marruecos; que muchos agonizaron al sol durante horas y que cuando llegaron las ambulancias ya estaban muertos.
Marruecos minimiza lo ocurrido y dice que esos excesos fueron puntuales y Europa da la impresión de que compra su versión de los hechos por temor a que Rabat relaje la vigilancia y sea peor el remedio que la enfermedad.
Estamos de acuerdo en que España debería hacer una investigación minuciosa de lo ocurrido, pero no se nos puede olvidar que los muertos y las patadas de última hora se grabaron en Marruecos.
Los migrantes dan fe de que las autoridades marroquíes les dieron un ultimátum para que abandonaran el monte y bajaran a Melilla y Europa debe investigar y así lo ha manifestado el motivo por el que se permite que grupos numerosos de entre 1.000 y 2.000 personas vivan en condiciones insalubres a la espera de acceder en España, saltando la valla.
Asimismo urge saber por qué se le dio un ultimátum a los migrantes el 23J a sabiendas de que su única salida era huir hacia adelante. Sin ese ultimátum no habría habido un viernes negro el 24J.
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