EMPIEZAN las vacaciones y el periodo de una Semana Santa distinta, en la que no habrá procesiones en las calles ni tampoco actos masivos porque hay que ser precavidos y evitar que el virus vaya ganando espacio. Las fuerzas de seguridad controlan, como lo han hecho desde el principio, la picaresca de algunos que intentan burlar las normas establecidas. De igual manera las autoridades disponen medios para avanzar en esa prevención.
Así también se seguirá vacunando todo lo posible en este periodo festivo para que alcancemos la inmunidad en cuanto podamos. Está en nuestras manos hacer que esto no se descontrole, ser responsables y comportarnos como ciudadanos honestos, solidarios, cívicos y respetuosos para evitar que la situación empeore y que no llegue después otra ola con más ingresos hospitalarios y con fallecimientos.
No podemos exigir a la clase política que haga también nuestro trabajo. Podemos echarle en cara su errores o la falta de medios, pero el cumplir o no es responsabilidad nuestra como también lo es afear los comportamientos de los incívicos y dar parte a las fuerzas de seguridad cada vez que veamos acciones que pongan en riesgo a la ciudadanía, como son la organización de eventos sin permisos o las reuniones que superan el número permitido tanto en casas como en locales.