Es fin de semana y un pequeño grupo de escaladores se baja la carretera de Aguada andando. Son miembros de la Federación de Montañismo y Escalada de Melilla y se dirigen hacia uno de los pocos lugares habilitados para practicar la escalada en la ciudad. Se trata de una pared con una cueva que hay justo bajando esa carretera. Todos van preparados con los arneses, cascos, cuerdas, los zapatos llamados ‘pie de gato’ y todo aquel material necesario para escalar.
Mohamed Kichou, vocal de Montañismo y Senderismo de la federación, explicó que dicha pared de Aguadú “es una de las únicas con vías que tenemos en Melilla”, es decir, el camino a través del cual un escalador sube una pared. El grupo de escalada lo componen entre 16 y 18 personas, detalló.
El responsable de escalada de la federación y presidente del Club de Escalada es Víctor Saldaña, quien contó a El Faro que también están inventando nuevas vías de escalada por la ciudad a falta de tenerlas habilitadas.
Después de subir una de las paredes de la carretera de Aguadú, se dirigen a la parte inferior, donde practicarán ‘psicobloc’, una práctica que consiste en escalar una pared que dé al mar y saltar en un momento dado al agua.
Asegura que lo que más se necesita para practicar este deporte “es motivación”. Añadió que con un rocódromo en la ciudad, podrían practicar distintas técnicas de la escalada, podrían ir niños y niñas e incluso aquellos que tienen alguna discapacidad.
Entre las habilidades que aporta el deporte destacó “el equilibrio y el compañerismo”.
Yasmín, una de las escaladores, enseñó a El Faro los elementos que necesitan para escalar. El primero de ellos y el más conocido es el arnés. Después le sigue el ‘gri-gri’, que sirve para asegurar al escalador, también tienen la cinta exprés, los pie de gato y un casco para la cabeza.
Ya en los pierde de la pared, entre todos se ayudan para colocarse el equipo y empezar a subir mientras se sujeta al primero que escala la pared.
Sin escalada
Sin embargo, desde el grupo alegan que no hay prácticamente lugares en la ciudad para practicar dicho deporte. En Ceuta, por ejemplo, sí que tienen un rocódromo en la Casa de la Juventud, pero aquí, en Melilla, ellos comenzaron a construir uno con sus propias manos con financiación de la CAM y el proyecto se vio truncado por la llegada de la pandemia.te en identidad de género.
Saldaña expuso que aquellos que han venido desde fuera de Melilla y ya practicaban la escalada, han llegado a la ciudad pensando que habría algún lugar para escalar y han visto “que no hay nada”.
Kichou quiso transmitir que no tienen donde escalar en la ciudad y resaltó la falta de un rocódromo al menos.
Saldaña pide que al menos les dejen terminar el Rocódromo que estaban construyendo en el campamento de Rostrogordo, ocupado en este momento por menores tutelados. pues según dijo, los quieren seguir progresando en la escalada no pueden, ya que las zonas que tienen están muy limitadas.