Imágenes de las trampas colocadas para cazar pájaros.
La zona de los pinos de Melilla está llena de trampas para cazar pájaros cantores (fringílidos) y venderlos posteriormente. A pesar de ser una práctica penalizada por la ley, esta es una costumbre muy arraigada entre los melillenses y este miércoles por la mañana se podía ver la zona de la M1, frente al acuartelamiento del Capitán Arenas, decenas de palos pequeños de madera, que se suelen usarse para pinchitos, cubiertos con pegamento para rata.
Testigos de lo sucedido, han explicado a El Faro que los cazadores suelen ir con un jilguero enjaulado, lo dejan cerca de los palos y cuando el ave comienza a cantar, se acerca otros de su especie y acaban cayendo en la trampa.
Cuando el ave se queda pegada, los cazadores la despegan, la limpian y luego la venden por un elevado precio. Según han dicho las mismas fuentes, el precio de esta especie ha aumentado porque cada vez quedan menos y antes, cuando la frontera estaba abierta, se los traían de Marruecos también. "Ha subido mucho el jilguero porque no hay, antes te traían varios por 5 euros. Ahora son 50 y si canta, 400 euros".
Definen la situación como "increíble", recalcando que en el país vecino la gente ya no caza porque están poniendo multas muy cuantiosas. "Es una pena", dice.
La táctica que siguen los cazadores es vestirse como si fueran a hacer deporte, pero en sus espaldas llevan una mochila para meter a los pájaros que logran cazar. "Lo están haciendo en varias zonas de los pinos".
Otra trampa que hay es cortar una garrafa o de agua de agua cortada por la mitad, la entierra, le ponen agua y alrededor colocan los palitos con pegamento para que, cuando los jilgueros vayan a beber agua, se quede pegado entre los palos. "Esta gente cogen cuatro o cinco y si pueden, le sacan 10 euros a cada ejemplar".
Señalan que, además, hay robo de carteles. "Eso es difícil de ver, hay que pegarse el día entero aquí", dicen. Insiste en que los cazadores van andado, como si estuvieran haciendo deporte, y son difíciles de ver.
Estos testigos avisaron al SEPRONA de la Guardia Civil, desde donde indicaron que se pasarían a lo largo de la mañana, aunque señalaron la falta de personal que hay en dicho servicio de la Benemérita.
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