Hoy se celebra el Día contra la Violencia de Género. Un problema social que no deja de ser pasto de los réditos políticos cuando tercia y así encarta, pero que hoy unirá a todas las fuerzas políticas en una proclama que debe aparcar la propaganda y los partidismos en beneficio de un avance social, capaz de acabar de una vez contra la violencia hacia las mujeres.
La violencia de género no es ajena, sino al contrario, a las relaciones de poder entre los dos sexos, pero afortunadamente se hace más visible y merece mayor reprobación a medida que avanza la igualdad entre los mismos sexos.
No quiere decir lo anterior que sea conveniente que haya más agresiones y muertes de mujeres para hacer una sociedad más igualitaria. Al contrario: lo que se dice es que sólo cuando somos conscientes de la necesaria igualdad afloran en mayor medida realidades históricas, como la violencia machista, que hasta ahora quedaban escondidas, restringidas al ámbito privado e incluso consentidas por la mentalidad social dominante. Afortunadamente, hemos cambiado, las mujeres son cada vez más iguales a los hombres, y las que aún están sojuzgadas por los peores valores de la sociedad patriarcal, cada vez se revelan más . En Melilla, no hace falta que nos lo diga Bruselas, el paro y la pobreza tienen cara de mujer. Y la falta de recursos, de empleo y de formación son el principal caldo de cultivo para la marginación y la mayor vulnerabilidad ante los malos tratos. Por tanto, esta clara cuál es la tarea, porque el apoyo a las víctimas es fundamental, pero nada haremos si nos quedamos en eso y no facilitamos el modo de que Melilla deje de tener sobre todo cara de mujer en sus peores registro de pobreza y paro.