Proliferan los foros y plataformas que centran su atención en el llamado vecindario sur o en esta región del globo que se define por el sur y el este del mediterráneo. De hecho, hay varias Asambleas Parlamentarias que reúnen parlamentarios de muchos países de la región y de algunos no tan próximos a la misma, pero que entienden que la paz del mundo se ve comprometida con lo que sucede en esta parte de él.
Los dos foros, quizás más conocidos, son la Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo y la Asamblea Parlamentaria de la Unión por el Mediterráneo, más vinculada la primera a los postulados de la Asamblea General de las Naciones Unidas y la segunda a los de la Unión Europea en lo que a los miembros europeos de ambas organizaciones se refiere.
Pero no son los únicos foros en los que el área del Mediterráneo y de Oriente Medio son objeto de especial atención. La Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales de los países directamente afectados tienen grupos especiales y prestan especial atención a lo que, en términos de seguridad, ocurre en esta zona.
En lo que se refiere a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la cumbre celebrada en Madrid en julio de 2022 consagró el concepto de defensa y disuasión en los 360º. Así, aunque la amenaza más visible y contundente para la seguridad de los países miembros de la OTAN proviene del ataque de Rusia (ya rutinariamente calificado como brutal e injustificado) contra la integridad territorial de Ucrania, en el flanco este de la Alianza, no es menos cierto que los riesgos y amenazas que se ciernen sobre los países de la región denominada MENA (Middle East and North África-Oriente Medio y África del Norte) afectan de manera directa a los países de la Alianza Atlántica, bien sea por la exportación de fenómenos terroristas desde esas áreas, por la producción de flujos migratorios irregulares o por la creciente influencia del mismo rival que existe en el flanco este, es decir Rusia, en este caso, potentemente acompañado por China, uno desde la presencia militar y el otro, por el momento, desde la presencia comercial.
Como consecuencia de aquella cumbre, en la que se enfatizó el principio del denominado “flanco sur” de la Alianza y la atención que el mismo merecía desde el punto de vista de la seguridad, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dispuso la creación de un grupo de expertos compuesto por once representantes de once países de la Alianza Atlántica, para analizar y proponer medidas que pudieran ser adoptadas por los Estados miembros de la OTAN o las propias instituciones de la Alianza a fin de incrementar su nivel de presencia y de actuaciones en los diferentes países del norte de África y de Oriente Medio para aumentar el conocimiento mutuo y a través de él la seguridad en la región y la defensa de los intereses de los aliados.
El informe de dicho grupo de expertos fue publicado la pasada semana e incluye 114 recomendaciones de actuaciones a desarrollar para incrementar nuestra seguridad ante las amenazas procedentes de lo que ellos denominan, en plural, como los vecindarios del sur, pues discriminan entre el vecindario que constituyen los países de Oriente Medio, el que constituyen los países del Norte de África, el que constituyen los países del Sahel y el África subsahariana y el que constituyen los espacios marítimos de tránsito de mercancías y personas alrededor de los tres vecindarios indicados.
Estas 114 recomendaciones se proponen, dependiendo de su naturaleza, para su ejecución en el futuro a corto, medio o largo plazo y obedecen a una serie de principios comunes que el informe define como básicos para el conjunto de las consideraciones que en él se formulan.
Los principios en los que se inspiran las 114 recomendaciones son los siguientes:
Perspectiva de 360º, asumida, como se ha dicho, en la cumbre de Madrid de 2022, que refleja la convicción de la Alianza de que la seguridad de sus miembros sólo se puede garantizar atendiendo a toda clase de amenazas procedentes de cualquier dirección.
Valores. La cooperación con los vecinos del sur debe estar basada en el respeto mutuo y los intereses comunes reconociendo que no siempre habrá una identificación plena de los mismos valores. Los de la OTAN siempre serán los fundacionales, de defensa de la democracia, de los derechos humanos, de las libertades individuales y del estado de derecho.
Aceptación de no exclusividad en el sentido de que los vecinos del sur pueden relacionarse, al mismo tiempo, con otros socios, en ocasiones competidores de los países de la Alianza.
Espíritu cooperativo, enfatizando en los intereses compartidos e identificando en común, tanto oportunidades para el entendimiento, como riesgos y amenazas.
Representación reforzada, en correspondencia a las muestras de interés de los vecinos del sur de ver un incremento significativo de las estructuras de la Alianza en sus respectivos países.
Credibilidad, no prometiendo más de lo que se está en condiciones de aportar y siendo leal con lo comprometido.
Valor añadido para la OTAN, no olvidando que el fin último de la Alianza es garantizar la defensa y seguridad de sus miembros.
Búsqueda de sinergias mediante la cooperación con otros actores internacionales existentes en la zona.
Inclusividad, expandiendo su área de cooperación, cuando sea posible, más allá de los interlocutores gubernamentales ordinarios.
Accesibilidad y flexibilidad, atendiendo a los intereses específicos de los diferentes interlocutores en cada región.
Coordinación entre los diferentes potenciales interlocutores de parte de la Alianza, para ser eficientes en la relación con diferentes vecinos en cada región.
En todo caso, es claro que la Alianza Atlántica, así como muchos otros actores internacionales occidentales han comprendido que la única forma de garantizar su seguridad plena pasa por comprender y estrechar lazos de cooperación y conocimiento mutuo con los actores de su área de influencia que se denominan colectivamente como el vecindario sur.