Ciertamente, el teletrabajo en Melilla está muy lejos de ser implementado a tenor de lo que se explica desde las instituciones, los empresarios y los sindicatos.
Según declaró el presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME), Enrique Alcoba, el teletrabajo en la ciudad autónoma en cuanto a empresas es “insignificante”.
En efecto, el secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Melilla, Francisco López, indicó que “en la ciudad poco se ha implantado”.
López explicó que “se usó un poco durante la pandemia”, pero después no, debido, sobre todo, a que, a diferencia de otras ciudades como Madrid, apenas hay distancias de un sitio a otro.
A este hecho se suma que, según López, cuando hubo teletrabajo durante la pandemia, se produjeron quejas por parte de usuarios respecto a la tardanza en dar servicios como se daban anteriormente por parte de las administraciones públicas. Además, el máximo dirigente de CCOO en Melilla apuntó otra razón, como es que se sigue teniendo la costumbre de trabajar cara al público.
Durante la pandemia, la Ciudad Autónoma se vio obligada a elaborar un reglamento de teletrabajo, al cual hubo bastante gente que se acogió. Sin embargo, en la Administración local, una vez que se restableció la normalidad, son pocas las personas que lo usan. En este aspecto, la autorización para teletrabajar tiene que realizarla cada Consejería y cada Dirección General en función de las necesidades.
Además, sucede que, como explica López, hay puestos, especialmente aquellos que se dedican a la atención al público, que no admiten el teletrabajo.
Algo similar sucede con la Administración General del Estado (AGE), para la que la Delegación del Gobierno estableció el teletrabajo durante la pandemia, pero esa figura ya desapareció con la vuelta a la normalidad.
Lo que se está empleando ahora en este sector, por diferente motivo, es el “trabajo a distancia por ahorro energético”. Sin embargo, no son muchas personas quienes se pueden acoger a él, ya que, en primer lugar, no puede ser gente que atienda al público, sino que se dedique a la gestión, y, en segundo término, tiene que trabajar en una oficina individual para que tenga sentido el ahorro energético, ya que, en un espacio compartido por varias personas, la ausencia de una o varias de ellas no supondría ningún ahorro. Por lo tanto, se trata de una medida para ahorrar gastos en energía, ahora un bien preciado debido a la guerra de Ucrania, no por el covid-19.
En la Delegación del Gobierno, en concreto, nadie se está acogiendo a esa opción, según pudo saber El Faro.
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