Las imágenes que el paso fronterizo de Beni-Enzar ofrecían en la mañana de ayer distaban y mucho de lo que se espera de un miércoles en la zona.
Y es que si bien los melillenses y viajeros tienen que padecer largas horas de espera, tanto a pie como en coche, para cruzar a ambos lados de la frontera los fines de semana; en días de diario no ocurre lo mismo, pues son fechas en las que hay un tránsito más fluido de personas.
En el embolsamiento de vehículos de la mañana de ayer miércoles se produjeron las escenas ya habituales de melillenses que decidieron salir de sus automóviles y estirar las piernas ante la espera que les aguardaba. Otros escuchaban música para evadirse de la situación, pero finalmente, el sonido de las bocinas de los coches comenzaba a emerger. La paciencia acababa por terminar.
Esta situación de largas filas de vehículos coincidió con el paso de mercancía hacia Marruecos por vez primera desde el cierre unilateral de la aduana comercial por parte del país vecino, en agosto del año 2018.
Los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado desplegados en la zona desarrollaban su labor dirigiendo a los vehículos y evitando posibles incidentes derivados de las aglomeraciones.
El Faro estuvo a lo largo de la mañana y del mediodía de ayer en las inmediaciones del paso fronterizo para preguntar a los melillenses como se encontraba la situación y que opinión tenían acerca de la situación relativa a la aduana comercial.
Fernando no iba a cruzar ni acababa de entrar en la ciudad. Este melillense trabaja en las naves que se encuentran junto a la frontera. Una zona que se ha visto herida de muerte tras el cierre de la aduana.
Fernando se mostró desconcertado ante la situación actual de la aduana. Dice haber visto las informaciones publicadas por El Faro y recogidas en medios nacionales, pero aún así lamentó la falta de información al respecto.
“Hablan de un camión al día ¿Realmente creen que eso es suficiente?”, dijo.
No obstante, confiaba en que entrasen poco a poco mercancías para tratar de levantar la economía de la ciudad y, especialmente, los negocios afectados en los alrededores de la frontera de Beni-Enzar.
“Todo esto está muerto, tienen que venir más camiones, no sólo uno”.
Por su parte, Hamido estaba en su vehículo, esperando a pasar a Marruecos para unas gestiones personales. Si bien esperaba tardar, desde luego no estaba preparado para pasar gran parte de la mañana en la fila.
“Llevo más de una hora y veo que esto va para largo. He oído que entra mercancía y seguro que eso lo ha alterado todo”.
Fatima y su esposo Mohamed, por otro lado, iban a cruzar a pie. Los dos se habían visto sorprendidos por cuan saturada se encontraba la zona.
“Me ha sorprendido verlo así hoy. No sé que pasa”.
Las horas derrochadas para pasar la frontera ya parecen algo asegurado en Melilla. El hecho de que la mañana del miércoles haya sido de embolsamiento de coches al mismo tiempo que se está produciendo el paso de mercancía indica que si finalmente la reapertura se produce y llega a buen puerto, no tiene que suponer un trastorno más en la vida fronteriza de la ciudad.
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