Rogó por el nuevo vicario, aceptó su renovación de votos como sacerdote y agradeció al vicario saliente, Juan Manuel Barreiro, los tres años en los que ha estado al frente de cargo.
En una misa, concelebrada por todos los sacerdotes melillenses y presidida por el Obispo de Málaga y Melilla, Jesús Catalá Ibáñez, el nuevo vicario episcopal del a ciudad, Roberto Rojo Aguado, recibió ayer las llaves de la Parroquia Arciprestal de Melilla, el Sagrado Corazón, y tomó el relevo en la Vicaría melillense en sustitución de Juan Manuel Barreiro, que tras tres años en el puesto vuelve a su destino de misionero en Venezuela, en la zona de Caicara del Orinoco.
Detalles
Cantada por el Orfeón Padre Victoria, que actuó acompañado al órgano por Javier Martínez Monreal, la misa llenó al completo todos los bancos de la Iglesia principal de Melilla y se convirtió en una excepcional celebración, de hora y media de duración, en la que hubo momentos también para la intervención distendida y casi informal tanto del vicario saliente como del entrante.
El Obispo, Jesús Catalá, presidió la renovación de los votos sacerdotales del nuevo vicario, acudió en su compañía y en la del vicario saliente ante el Confesionario, en demostración del valor cristiano del sacramento de la penitencia y el perdón de los pecados. Asimismo, rogó porque en su nuevo destino Roberto Rojo se convierta en “una atalaya” que sirva de ayuda y guía a los cristianos melillenses e incluso “a los no creyentes en Cristo”.
Además, el Obispo vinculó al nuevo diácono melillense, Joaquín Antonio Villegas, a la Parroquia del Sagrado Corazón, bajo las órdenes del nuevo vicario y le encargó, como segundo ministerio, la coordinación de Cáritas Interparroquial de Melilla, institución que precisamente dirige en la ciudad la esposa del mismo diácono, Pilar Illázquez.
Mensajes y votos
Tras la homilía, que a partir de la lectura del Profeta Isaías y de cómo Dios eligió a un rey persa, Ciro, “como brazo suyo para dominar las naciones”, el obispo profundizó en la popular frase evangélica con que Cristo respondió a los fariseos, “Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. De tal modo, defendió la necesidad de los cristianos de hacer valer la primacía de Dios sin restar obediencia al poder terrenal, aunque con los límites de que ninguna ley puede ir nunca “contra el hombre ni la vida humana”.
Jesús Catalá recordó los principios de objeción de conciencia e incluso desobediencia respecto de aquellas normas que contradicen el principio divino y pidió porque la comunidad cristiana de Melilla proyecte el “influjo” de Dios en la sociedad, desde una posición de “buenos ciudadanos, respetuosos con el ordenamiento jurídico” pero fieles ante todo a los principios cristianos que deben inspirar, “a partir del derecho natural común a todos los seres humanos”, todas las leyes terrenales.
En ese contexto, pidió a Roberto Rojo que inicie “su nueva misión con alegría, serenidad y paz” y que “ilumine a la comunidad cristiana con la fe del evangelio”.
Una comunidad, la católica melillense, a la que agradeció su “fe en medio de la increencia o la indiferencia religiosa” así como sus “trabajos de caridad sin tener en cuenta la religión, etnia, cultura, ni color de piel” de los beneficiados.
Colofón de la Misa: Himno de la Congregación de la Patrona
La misa contó, entre otros exornos, con el estandarte de la patrona de Melilla, cuya congregación quiso llevarlo a la parroquia del Sagrado Corazón en reconocimiento y agradecimiento al vicario saliente, Juan Manuel Barreiro, que durante estos tres últimos años ha sido el guía espiritual de la misma hermandad.
La ceremonia, que terminó a las diez de la noche de ayer, finalizó precisamente con el himno compuesto para la Coronación Canónica de la Virgen de la Victoria como patrona de nuestra ciudad. que ha “puesto nido en la tierra africana”.
Roberto Rojo Aguado: “Me he sentido muy bien acogido desde el primer día”
El nuevo vicario pidió el apoyo de los cristianos melillenses para desempeñar su misión en Melilla, una ciudad que dijo conocer desde una posición de visitante o turista pero en la que ahora aterriza con un encargo que, según sus palabras, constituye una “labor nueva” para él. Procedente de la Parroquia de la Virgen del Carmen, de Marbella, Roberto Rojo destacó que se ordenó sacerdote ante el hoy obispo emérito afincado en Melilla, Ramón Buxarrais, y que ayer renovó sus votos también en su presencia.“Algo tendré que hacer aquí”, comentó el nuevo vicario a partir de la referida coincidencia. para expresar su fe en los designios que marca “el Espíritu Santo”.
Por su parte, el vicario saliente, Juan Manuel Barreiro -que hasta primeros de noviembre seguirá en la ciudad haciendo, tal cual dijo en tono de broma, “de cura vago”-, se despidió de su parroquia solicitando que las muchas cenas a las que está siendo invitado, sirvan para que el gasto que pudieran suponer se destine a la misión diocesana de comprar un vehículo, crear una escuela de FP o continuar con el proyecto “Camino de sueños” que permite atender a niños “con muchas deficiencias”. “No me voy –dijo Barreiro- Melilla se desplaza con mi persona de alguna manera a tierras venezolanas”.
En un turno final, el Obispo agradeció la labor de Barreiro y aseguró que “la sintonía” entre ambos ha sido absoluta. Además, en tono informal, desveló que todos los sacerdotes cariñosamente llaman a Barreiro “el chafa” por su circunstancia de “ultimo chafarino”, es decir, de último hijo de las Islas Chafarinas que nació y fue bautizado en el archipiélago próximo a Melilla.
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