Se vuelven a poner el mundo por montera. No son cobardes, porque saben lo que es luchar sin guiño al desaliento. Rosi Luque y Román Criado son currantes devotos. Había que hacer algo por ‘Los Medios’ tras una serie de aventuras un tanto exentas de fortuna y no se lo pensaron: “¿Quién pone las copas y las viandas?, nosotros y la Directiva de la Peña”. Ya están abiertos en ese hermoso local taurino y con ganas de comerse ese mundo que se han puesto por montera. Y es que este matrimonio, por muchas razones, es admirable.
Recuerda uno el tiempo en el que regentaron una carnicería, muy cercana a la Casa de los Huevos, antiguo Mercado Central del Polígono e incluso cuando atendían a sus clientes –bueno, amigos– en el actual de García Cabrelles, al término de la escalera eléctrica. Siempre con la sonrisa como signo de felicidad y complicidad, siempre con el tratamiento amable y las ganas de hacer bien las cosas, extremo que han conseguido al cien por ciento desde hace ya muchos años, padre y madre de tres retoños tan admirables como sus progenitores.
Lo de menos era ir al mercado, lo importante era visitarles y compartir momentos de amistad. Él, funcionario civil al servicio del Ministerio de Defensa (prepara unos ‘bollos preñaos’ de mucha categoría); ella, ama de casa y todo lo que haga falta para sacar adelante a una familia muy unida.
En los Criado-Luque no hay grietas de ninguna clase y ahora vuelven a fundirse en un abrazo de compromiso para hacer posible el mejor cónclave de los taurinos melillenses y lo hacen sin alardes, ofreciendo sólo trabajo al por mayor y, como siempre, afabilidad a raudales.
Se trata de que ‘Los Medios’ recupere lo que jamás debió perder, el aire taurino. Todos los medios audiovisuales del local rinden homenaje al Arte de Cúchares, tonterías las precisas. Acabó el local de copas aunque éstas no tienen por qué descartarse, siempre en el entorno de un ambiente que se ensoñerea con los momentos y personajes de la Fiesta Nacional. “Retomamos el camino con ilusión, sabedores del esfuerzo que supone, pero ilusionados con este nuevo proyecto que hemos decidido firmar nosotros mismos”, dicen a coro.
Esa esquinita situada en el callejón perpendicular a la calle de Astray cobra nueva magia con sus nuevos gestores hosteleros, cotiza en la bolsa de la camadería. Ese torero imaginado en la fachada del local que pega una media verónica a su oponente –nunca enemigo– sonríe complacido porque su futuro está en muy buenas manos, las de Rosi y Román y sus ejecutivos. Ya se puede ir a la peña con la garantía de saborear la esencia de la, acaso, más clásica costumbre y tradicional costumbre española: Los toros.