La UD Melilla fue un auténtico vendaval ante el que nada pudo hacer el Jumilla CF.
La UD Melilla necesitaba más que nunca la victoria después de encadenar tres empates consecutivos ante equipos de la zona baja de la tabla. De nuevo se enfrentaba a un equipo situado en puestos de descenso y un nuevo traspié hubiera desatado la desilusión en la sufrida afición unionista que antes del partido no las tenía todas consigo en cuanto a qué tipo de partido iban a presenciar, sobre todo por el aguacero y el fuerte viento con el que amaneció la jornada y que reinó durante gran parte del choque entre melillenses y jumilleros.
El rival, a priori inferior, llegaba a Melilla con un pobre bagaje de tres victorias conseguidas pero con la salvedad de que dos de ellas fueron obtenidas en los dos últimos desplazamientos del conjunto murciano por lo que suponía otra incógnita en cuanto al verdadero potencial del Jumilla CF.
La incertidumbre desapareció muy pronto. La UD Melilla fue infinitamente superior a su rival desde el instante en el que el árbitro señaló el comienzo del encuentro. Muy pronto se vieron las intenciones de ambos equipos. Los locales manejaron a su antojo las riendas del choque y los visitantes saltaron al césped del Municipal melillense con la única idea de defender el empate inicial y aprovechar alguna ocasión que pudiera presentarse, cosa que no ocurrió en ningún momento.
En esta ocasión el estado del terreno de juego, tan polémico en los últimos tiempos, favoreció a los intereses de la escuadra unionista. El piso, muy rápido por la lluvia que cayó, ayudó al juego rápido y de toque que realizó el cuadro local, con jugadores de mucha más calidad y velocidad en sus filas que en la del visitante.
Así las cosas, la UD Melilla se adueñó de la pelota y disfrutó durante todo el partido de la iniciativa en el juego ante la impotencia de los jumilleros que, otra cosa no, pero correr si que corrieron en busca del cuero que casi nunca tuvieron en su poder, y cuando lo hicieron fue para poner el balón en juego después de encajar un gol o en saques de banda o de alguna que otra falta que señaló el sevillano Figueroa Vázquez. Ese fue el bagaje ofensivo del Jumilla CF. No porque no lo intentaran, si no porque en esta ocasión la UD Melilla fue la que todos los aficionados quieren ver y seguramente los jugadores, técnicos y dirigentes también.
Aún así, la primera jugada de peligro no llegó hasta pasado el primer cuarto de hora de juego, cuando Javi Herreros envió un balón en profundidad para Carlos Ruíz que ganó la espalda a la zaga visitante y se plantó sólo ante Limones que evitó el tanto del bastetano desviando el cuero a córner.
En el 26 de juego llegó el primer tanto local. David Vázquez ejecutó un saque de esquina, Nacho Aznar remató al palo y el rechace lo aprovechó Cristian Castells para enviar la pelota al fondo de las mallas visitantes. El central azulino lo celebró a lo grande y se fue al banquillo para dedicárselo a su paisano Coke.
El Melilla dominaba de forma aplastante e intentaba entrar por las bandas donde Guille Roldán y Víctor Bravo se mostraban muy activos pero sin acierto de cara a puerta.
A falta de cinco minutos para el descanso, en el 40, David Vázquez lanzó un libre directo al punto de penalti del área murciana donde apareció Carlos Ruíz que peinó el esférico para enviar el balón junto a la cepa del poste defendido por Limones y establecer el 2-0 en el marcador.
Tan sólo dos minutos después, Nacho Aznar se hizo con un balón en el centro del campo, se zafó de su marcador y asistió a Andrés Ramos que dribló al meta visitante y a puerta vacía anotó el 3-0 en el electrónico y el quinto en su cuenta particular.
Con la sensación de que en el segundo tiempo el Melilla podía conseguir la goleada de la temporada, se llegó al descanso.
Los primeros minutos de la reanudación fueron calcados a los últimos instantes del primer acto. La UD Melilla volvió a acosar el área contraria y en el 49, Andrés Ramos golpeó algo desviado un balón que recibió en inmejorables condiciones.
Se intuía que llegarían más goles y el cuarto no tardó en subir al casillero azulino. Fue en el minuto 54 cuando nuevamente Nacho Aznar dibujó un pase interior para Carlos Ruíz que con la punta de la bota tocó el cuero para cruzarlo ante la salida de Limones y establecer el definitivo 4-0.
La afición se las prometía muy felices y se mostraba muy satisfecha del juego del equipo que siguió tocando y tocando hasta la saciedad, llegando en ocasiones a enlazar una sucesión de pases que sobrepasó el minuto, como ocurrió en el 83, donde los azulinos se gustaban y los jumilleros sólo podían seguir a la pelota con la mirada.
El Melilla levantó el pie del acelerador y se dedicó a conservar el balón y reservar fuerzas de cara a venideros compromisos. Momento que aprovecharon los visitantes para disparar sobre el portal defendido por Dorronsoro que sólo tuvo que intervenir en dos ocasiones. En la primera ocasión el meta cántabro despejó un testarazo a la salida de un córner, y en la segunda despejó con seguridad un lanzamiento directo de Nico Fernández.
Con la victoria de ayer, la UD Melilla sube un puesto en la tabla y se coloca en la octava posición a tiro de piedra de los puestos de 'play off' que tras los resultados de la jornada se encuentran a tres puntos de distancia.
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