El Mellilla Baloncesto, con la inestimable colaboración de su preparador físico, Miguel M. Duarte, vio en su mano la posibilidad de hacerlo realidad.
El pasado viernes, Mohamed, un niño invidente de tan sólo 12 años, veía cumplido uno de los sueños de su vida: asistir a un partido del Melilla Baloncesto.
Mohamed es uno de esos chicos que, a pesar de los problemas a consecuencia de su ceguera, intenta llevar una vida prácticamente normal. Y es que, a pesar de que con tan solo cuatro años comenzaron sus problemas de visión, desde entonces no ha dejado de luchar por integrarse en la sociedad como un miembro más, intentando vivir una vida con incuestionables dificultades en la que poder llevar a cabo todos y cada uno de sus sueños, entre ellos, asistir a un partido de baloncesto.
El Club Mellilla Baloncesto, con la inestimable colaboración de su preparador físico, Miguel M. Duarte, vio en su mano la posibilidad de hacer realidad el sueño de Mohamed el pasado 26 de noviembre durante el encuentro del Melilla Baloncesto contra el equipo revelación U.B. La Palma.
Mohamed llegaba al Pabellón de Deportes de Melilla Javier Imbroda Ortiz una hora antes del encuentro de la mano de su tía, su profesor de educación física Jordán, de apoyo Daniel y los técnicos Salvador y Pascual, con una sonrisa que reflejaba una mezcla entre timidez y felicidad. Allí fue recibido por el preparador físico del club, en compañía del cual visitó la cancha de juego para conocer de primera mano el escenario en el que se llevaría a cabo el partido. Durante esa primera toma de contacto, Mohamed tuvo la oportunidad de recorrer los 28 metros de la pista de juego, tocar las canastas, sentir la rugosidad del balón con el que se jugaría el partido e, incluso, conocer a algunos de los jugadores del primer equipo. Mohamed concluyó este primer contacto con todo aquello que iba dando forma a su sueño visitando la enfermería del equipo, la tribuna de prensa y otras zonas anexas a la cancha.
La hora del partido iba llegando y Mohamed y sus acompañantes se disponían a ocupar su sitio en la grada, justo detrás del banquillo melillense. Este pequeño soñador pasaba inadvertido entre tantos aficionados, equipado con la camiseta y la bufanda con la que el equipo le obsequió por su indudable pasión por nuestros colores.
Todo estaba en orden cuando el quinteto inicial saltó a la cancha y el colegiado Mariano Palomo lanzando el balón al aire daba comienzo al encuentro. Los siguientes cuarenta minutos fueron una montaña rusa de emociones para Mohamed, una mezcolanza entre adrenalina, felicidad y agitación que hicieron que con orgullo aplaudiera cada canasta de Detrick, cada asistencia de Fernández, cada tapón de Foote, de los cuales tomaba conciencia a través de los ojos de sus acompañantes.
Al finalizar el partido, el Melilla Baloncesto conseguía la victoria frente al equipo de La Palma, pero lo que es aún más importante, cumplió el sueño de que un niño pudiera vivir la experiencia de asistir a un partido de baloncesto en directo y sentirse un miembro más de la marea azul melillense.
Cumpliendo el sueño del pequeño Mohamed, el Club Melilla Baloncesto abre una puerta a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE), en este caso sensoriales, invidentes, para poder participar del espectáculo deportivo, en especial el baloncesto, de forma retransmitida y en directo.
El pasado viernes, Mohamed, un niño invidente de tan solo 12 años, veía cumplido uno de los sueños de su vida: asistir a un partido del Melilla Baloncesto.Mohamed es uno de esos chicos que, a pesar de los problemas a consecuencia de su ceguera, intenta llevar una vida prácticamente normal. Y es que, a pesar de que con tan solo cuatro años comenzaron sus problemas de visión, desde entonces no ha dejado de luchar por integrarse en la sociedad como un miembro más, intentando vivir una vida con incuestionables dificultades en la que poder llevar a cabo todos y cada uno de sus sueños, entre ellos, asistir a un partido de baloncesto.El Club Mellilla Baloncesto, con la inestimable colaboración de su preparador físico, Miguel M. Duarte, vio en su mano la posibilidad de hacer realidad el sueño de Mohamed el pasado 26 de noviembre durante el encuentro del Melilla Baloncesto contra el equipo revelación U.B. La Palma.Mohamed llegaba al Pabellón de Deportes de Melilla Javier Imbroda Ortiz una hora antes del encuentro de la mano de su tía, su profesor de educación física Jordán, de apoyo Daniel y los técnicos Salvador y Pascual, con una sonrisa que reflejaba una mezcla entre timidez y felicidad. Allí fue recibido por el preparador físico del club, en compañía del cual visitó la cancha de juego para conocer de primera mano el escenario en el que se llevaría a cabo el partido. Durante esa primera toma de contacto, Mohamed tuvo la oportunidad de recorrer los 28 metros de la pista de juego, tocar las canastas, sentir la rugosidad del balón con el que se jugaría el partido e, incluso, conocer a algunos de los jugadores del primer equipo. Mohamed concluyó este primer contacto con todo aquello que iba dando forma a su sueño visitando la enfermería del equipo, la tribuna de prensa y otras zonas anexas a la cancha.La hora del partido iba llegando y Mohamed y sus acompañantes se disponían a ocupar su sitio en la grada, justo detrás del banquillo melillense. Este pequeño soñador pasaba inadvertido entre tantos aficionados, equipado con la camiseta y la bufanda con la que el equipo le obsequió por su indudable pasión por nuestros colores.Todo estaba en orden cuando el quinteto inicial saltó a la cancha y el colegiado Mariano Palomo lanzando el balón al aire daba comienzo al encuentro. Los siguientes cuarenta minutos fueron una montaña rusa de emociones para Mohamed, una mezcolanza entre adrenalina, felicidad y agitación que hicieron que con orgullo aplaudiera cada canasta de Detrick, cada asistencia de Fernández, cada tapón de Foote, de los cuales tomaba conciencia a través de los ojos de sus acompañantes. Al finalizar el partido, el Melilla Baloncesto conseguía la victoria frente al equipo de La Palma, pero lo que es aún más importante, cumplió el sueño de que un niño pudiera vivir la experiencia de asistir a un partido de baloncesto en directo y sentirse un miembro más de la marea azul melillense. Cumpliendo el sueño del pequeño Mohamed, el Club Melilla Baloncesto abre una puerta a los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE), en este caso sensoriales, invidentes, para poder participar del espectáculo deportivo, en especial el baloncesto, de forma retransmitida y en directo.