Niños, jóvenes y mayores se sumaron con euforia a la fiesta que desata el trofeo. Los internos del centro de discapacitados psíquicos y sensoriales ‘Gámez Morón’ mostraron ayer el entusiasmo más puro e inocente ante la Copa del Mundo.
Concitados en la sala de juegos y talleres manuales del mismo centro, aguardaron puntuales la llegada de un trofeo que poco después de las cinco de la tarde traspasó las puertas principales de las instalaciones para contagiar felicidad a los mismos internos, a sus cuidadores y a cuantos fuimos testigos de la hermosa experiencia.
“Orgullosa de ser española”, comentaba desde su silla de ruedas una señora de avanzada edad después de retratarse junto al trofeo.
Niños y mayores, mujeres y hombres, jóvenes, adolescentes y abuelos mostraron la fraternidad con que disfrutan, a pesar de tan diferentes edades, de ocasiones comunes para todos aunque no siempre tan llenas de magia como la que hizo posible ayer en el ‘Gámez Morón’ la Copa del Mundo.
Los hubo que emularon a Rafa Nadal con el gesto del triunfal tenista que siempre hace el paripé de morder los trofeos que consigue.
Otros se fotografiaron juntos, por separado, gritando el ¡Viva España! o el ¡Campeones, campeones!.
La fiesta contagió a propios y extraños y se extendió también a los niños de los monitores del centro que se sumaron a la cita para no perderse la oportunidad de alzar el emblemático trofeo.
La tarde de ayer en el ‘Gámez Morón’ fue auténticamente extraordinaria. “¡Qué fiesta estamos pasando!”, me comentaba Julián. Y es que, para muchos, será inolvidable.
Poco antes, en el Centro Asistencial, la experiencia también se tiñó de singularidad, y niños y ancianos disfrutaron vivamente de la visita de la Copa del Mundo.
Hasta el jueves seguirá recorriendo distintos centro cuyos internos no pueden acudir a la Fundación Gaselec. Hoy, a primera hora, llegará al Centro Penitenciario.