El reelecto presidente acabó su intervención con una encendida defensa de su familia, a la que ensalzó en contraposición a “las infamias de gente mala” y el “agravio” por parte de “los mediocres”. El Himno a Melilla puso ayer el colofón al acto de investidura de Juan José Imbroda como presidente reelecto de la Ciudad de Melilla cuando el reloj se aproximaba a la una y media de la tarde.
Una hora antes, casi con puntualidad castrense, se iniciaba la sesión más importante de cuantas marcan el inicio de un nuevo mandato electoral.
El acto, abierto por el discurso de Antonio Ramírez, siguió un cumplido protocolo, que suscitó el fuerte aplauso del mucho público reunido en el Salón Dorado, cuando el presidente Imbroda fue investido con los símbolos de autoridad de nuestra principal institución local, tal cual son el toisón de oro y el bastón de mando de presidente-alcalde de Melilla.
Con anterioridad se dio lectura, por parte del secretario de la Ciudad, al acta de refrendo real del nombramiento de Imbroda como primer edil melillense.
Entre los más de 200 invitados, una amplísima representación de la sociedad local, encabezada por las primeras autoridades civiles y militares, y entre los que se encontraban también los presidentes de asociaciones de distinta índole, desde las vecinales hasta las representativas de los sectores económicos y culturales.
Los grupos de la oposición en la nueva Asamblea también acudieron al acto. El PSOE, representado por el ya diputado local y exdelegado del Gobierno, Gregorio Escobar, y CpM, por varios diputados de su nuevo grupo en la Asamblea, caso de Hassan Mohatar, Dunia Almansouri o Salima Abdeslam.
Asimismo, estuvieron presentes tanto Julio Liarte como Rosa Cuevas, del nuevo Populares en Libertad.
El acto se desarrolló conforme a lo previsto, con vestimenta de gala por parte de los invitados y una destacada presencia de familiares del presidente, quien no obstante tuvo un sentido recuerdo para sus padres, ya fallecidos.
En tal sentido, especialmente emotivo fue para la primera autoridad local y también para los presentes, el momento en el que Juan José Imbroda recordó a sus progenitores, porque, tal cual dijo, ayer fue “la primera vez” en que no se encontraban “sentados” ante él en tan transcendental momento.
También tuvo Imbroda especiales palabras para su mujer, Francisca Conde, de la que dijo que “siempre” le acompaña “en los buenos y malos momentos”.
En su discurso, quiso hacer el reelecto presidente una encendida demostración de apego a su familia, cuyos valores de “honradez, esfuerzo, solidaridad y el propio sentido de la familia”, según subrayó, constituyen uno de sus principales apoyos en su carrera política.
Además, reivindicó el nombre de su mujer y hermanos, de los que dijo que han sufrido “el infinito agravio de los mediocres” y las “infamias de la gente mala”, en referencia a los insultos de los que han sido objeto, especialmente durante las distintas campañas electorales previas a las elecciones tras las que ha resultado elegido presidente de la Ciudad.
Imbroda tuvo palabras también para su recién nacido “nietecito” Javi, antes de finalizar un discurso que acabó con un pasaje evangélico, precisamente para enfatizar la “fortaleza” de su familia y el apoyo que le prestan. “No he estado, ni estoy, ni estaré solo”, concluyó el reelecto presidente de la Ciudad.