El Ministerio de Política Territorial anunció este jueves la aprobación inmediata del Plan Estratégico Integral de Melilla, que pasará por Consejo de Ministros el próximo martes 18 de octubre.
El anuncio se hizo público poco después de que estallara la polémica sobre las declaraciones de Marruecos definiendo a Melilla como un "presidio ocupado"; negando ante la ONU la existencia de fronteras terrestres con España y acusando a nuestro país de ser responsable de las devoluciones en caliente del 24J que terminaron con la vida de al menos 23 migrantes sudaneses en la valla de Barrio Chino.
La reacción del Gobierno de Pedro Sánchez ha sido rápida y ha reaccionado ante un ataque a la soberanía nacional que sobrepasa las líneas rojas que deberían marcarse España y Marruecos en temas transversales en su política interior y exterior. Melilla y Ceuta deben ser intocables y a partir de ahí, hablamos con nuestro vecino de lo que haya que hablar.
España movió ficha rápido ante un ataque que, sin dudas, buscaba opacar el anuncio de un rescate de 3.000 millones de euros para cuatro de cada 10 españoles afectados por al crisis provocada por la guerra de Ucrania.
La incertidumbre se disipa con inversiones, no con discursos. Y podemos criticar que el Plan Estratégico del Gobierno central venga con más o menos dinero, pero ya lo tenemos a las puertas de su aprobación con una partida inicial de 20,52 millones de euros para las dos ciudades autónomas.
Está claro que es insuficiente porque nuestra situación es desesperada. Diez millones no cambian el modelo productivo de nuestra ciudad, pero podrían poner la primera piedra para iniciar ese giro necesario.
Aún así, los melillenses confiamos en que se pueda arañar algo más para Melilla en la tramitación parlamentaria del proyecto de Presupuestos Generales del Estado, a través de las enmiendas que CpM tramita por mediación de Compromís.
Lo ideal sería conseguir una inversión extra para Melilla, ya sea en forma de Inversión Territorial Integral como tienen Cádiz o la laguna moribunda del Mar Menor, en Murcia o como inyección directa de cualquier otro tipo. No se puede ignorar que durante la pandemia las ciudades autónomas hemos sido golpeadas dos veces: por el coronavirus y por el cierre de la frontera.
Desde el pasado 17 de mayo tenemos la frontera abierta, pero esa reapertura no nos ha traído una mejora sustancial de los índices económicos de la ciudad. No obstante, vemos cómo poco a poco empieza a descender el IPC. Hemos pasado de un escandaloso 10,5% en agosto a un 8,3% en septiembre. Sigue siendo alto, pero empezamos a notar síntomas esperanzadores de mejoría.
La bajada de los precios podría notarse aún más si se normaliza el intercambio comercial entre Melilla y Marruecos. Los productos de cercanía son más baratos y además contaminan menos.
La aprobación del Plan Estratégico del Gobierno es una buena noticia para Melilla, sobre todo, porque nos llega en medio del bajón anímico que nos produjo ver cómo somos la segunda autonomía con un mayor recorte de presupuesto para 2023, solo por detrás de la Región de Murcia.
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