Los pupilos de Diego Martínez pagaron las consecuencias de un desastroso viaje marcado por el fuerte temporal de levante así como la de un nefasto arbitraje.
El Gimnástico adelantó al sábado el partido correspondiente a la décimo sexta jornada del Grupo XIII de la Liga Nacional de Juveniles, primero de la segunda vuelta.
El encuentro de por sí ya era muy complicado ante un equipo que demostró en su visita a Melilla el potencial de su plantilla por lo que, probablemente, no hubiera necesitado la inestimable ayuda arbitral que recibió para doblegar a los melillenses y que desesperó por momento ala expedición aurinegra que además saltó al magnífico sintético de la Ciudad Deportiva de Viator con las secuelas de un horrible viaje en barco debido al temporal de levante. Teniendo, incluso, que acercarse durante el transcurso del partido algún jugador a la banda para vomitar como fue el caso de Josélu.
La escuadra aurinegra aún no se había asentado sobre el terreno de juego cuando el delantero local Luis Jorge abrió el marcador. Pero lo peor estaba aún por llegar ya que cuatro minutos después, en el nueve, el almeriense Tovar Alarcón dio validez al segundo gol rojiblanco conseguido por George en flagrante fuera de juego.
El colmo vino dos minutos más tarde cuando, de nuevo, el trencilla de turno castiga a los melillenses con penalti una falta cometida por la zaga visitante claramente fuera del área y que Nono convirtió en el 3-0 para el filial. La decisión fue muy protestada por los jóvenes aurinegros y así, de una tacada, Wilow, Suli y Kevin vieron la tarjeta amarilla.
El conjunto gimnasta sacó fuerzas de donde pudo y pasó a dominar el choque ahora sí con el beneplácito del colegiado que no dudaba en señalar faltas favorables a los visitantes en la zona ancha del campo. Como consecuencia de un libre directo cercano al área local, Sidi aminoró distancias al colocar el esférico por toda la escuadra defendida por Jean Franco.
Los de Diego Martínez se vinieron arriba y acosaron el área rojiblanca pero sin consecuencias de cara al marcador.
Con el 3-1 se llegó al descanso.
En la continuación, el árbitro no quiso dar por válido un balón que traspasó la línea de meta almeriense ante la desesperación visitante y la perplejidad local que habían encajado con deportividad el gol que hubiera supuesto recortar diferencias en el marcador. Instantes después fue el Almería B el que hizo el cuarto y a partir de ahí todo fue más fácil ya que los de Diego Martínez bajaron los brazos ante un equipo que no demostró tanta diferencia sobre el campo como reflejó el marcador.