LO ha confirmado el director general de las Aduanas marroquíes, Nabyl Lakhdar: tras la suspensión de cualquier tráfico comercial por la frontera de Ceuta llegará ahora el turno a la de Melilla.
La misma situación por capítulos que se ha vivido en la ciudad hermana se extrapolará a la nuestra con la misma dureza y similares criterios: nada va a pasar por la aduana, porque Marruecos ni reconoce las fronteras ni, ya lo confirma Lakhdar, “son ni han sido nunca pasos comerciales, sino de pasajeros”.
Marruecos no va a permitir que el llamado ‘comercio atípico’ siga estando activo y, por tanto, no habrá excepciones como las estaba habiendo en Melilla.
En este caso, al menos existe un aviso previo que, en el caso de Ceuta, ha sido todo un esperpéntico espectáculo que los ciudadanos han ido conociendo por capítulos.
El Gobierno central debe tomar medidas de inmediato para atender los problemas que se están generando en las dos ciudades autónomas y a los que, de momento, no ha dado respuesta ni ha mostrado interés alguno en buscar una solución.
El corte del tráfico comercial supone ya un evidente daño en Melilla. Es un hecho objetivo que, de pasarse por alto, significará la más vergonzosa de las omisiones que el Gobierno central puede tener hacia los ciudadanos de Melilla y de Ceuta. Ya está tardando en ofrecer soluciones ante un panorama cada vez más complicado.
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