Apunto de finalizar el 2014, en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla ya se están planteando los propósitos de Año Nuevo.
Al 2015, como la mayoría de los mortales, le piden salud y dinero. El amor ya lo tienen, pues es el amor al prójimo del que ha venido tirando la plantilla del CETI para ofrecer a los inmigrantes allí acogidos el mejor servicio a pesar de la saturación, la sobreocupación y el trabajo hasta la extenuación. Parecen lejos los días en los que en el centro vivían más de 2.000 inmigrantes. Los traslados regulares de éstos a la península sirvieron de mucho para rebajar la presión asistencial, pero parece que el número de personas acogidas se ha estancado en el millar y así no se puede seguir.
Desde el CETI le piden al 2015 salud para poder afrontar un nuevo año con una ocupación que es más del doble de la máxima capacidad que tiene, 480 plazas. Salud para poder rebajar la cifra de personas acogidas a menos de mil. Y ello no solamente para aliviar los servicios, que si bien se han visto reforzados en cocina y seguridad, siguen siendo insuficientes.
Agilizar los traslados y aliviar la presión asistencial no solamente beneficiará a una plantilla sobrecargada de trabajo sino también será beneficioso para los propios inmigrantes que continúen viviendo allí.
Aún hoy persisten una quincena de tiendas de campaña, facilitadas por la Cruz Roja y la Comandancia General de Melilla (Comgemel) para poder dar un techo bajo el que dormir a cientos de inmigrantes. Ya se ha echado encima el invierno, con las bajas temperaturas, vendavales y lluvias que caracterizan a esta estación, y aún son decenas de personas y familias que tienen que dormir y hacer su vida en una tienda de campaña.
Seguramente a nadie le gustaría vivir así, ni siquiera para un fin de semana de aventura en un camping.
Pero, además, en el CETI le piden al 2015 dinero. La saturación que ha vivido este año, que no es que haya puesto a prueba su capacidad de acogida y atención, que también, sino que ha provocado desperfectos y un agresivo y acelerado deterioro de unas instalaciones, que antaño, eran “modélicas”. Por ello, el próximo año el Gobierno debe ponerse manos a la obra y destinar las partidas presupuestarias que sean necesarias para volver a adecentar las instalaciones del CETI.
No se puede permitir que los inmigrantes allí acogidos tengan que lavarse con agua fría, porque no pueden disfrutar de algo tan elemental como el agua caliente. Ya no solamente pensemos en los adultos, esta situación también la sufren los niños que están acogidos en el CETI con sus progenitores. Y no es cuestión de unos días, han sido varias semanas sin agua caliente. Es especialmente lamentable, teniendo en cuenta que muchos de estos inmigrantes viven allí durante meses antes.
Desde el CETI confían en que el Gobierno haya presupuestado algo para el próximo año que permita la mejora de las instalaciones, cuando más bien deberían ya conocer qué dotación económica tienen asignada y si no es suficiente, que desde Melilla, quien sea competente, presione al Ministerio para que reserve el dinero necesario para atender las demandas del CETI en Melilla. Esto es también política social.