No soy una persona docta en materia religiosa y por ello no voy a escudriñar en las entrañas de lo místico y de la fe, pero sí soy de los que siente un profundo respeto por las libertades de cada uno y por ende de hasta los límites a los que uno quiera llegar o llevar su fe, siempre y cuando estos no atenten contra las libertades del prójimo.
Aquí, en la tierra, hay cabida para todo y para todos. Allá cada uno con su elección. Siento un gran respeto por todo aquél que recibe una hostia y pone la otra mejilla para recibir otra, pero hasta ahí no llego. Tolerancia sí, gilipolleces las precisas.
En ese sentido me alineo más con la filosofía 'Vilanovista'. Si me meten un dedo en el ojo, colleja que te crió. Tranquilos, ya se que alguno está pensando que otra vez voy a darle cera a Mouri, pero no es mi intención. 'El Pep' sacaba de sus casillas al portugués con el dardo envenenado de la palabra y con la puesta en escena. 'El Tito' es más pausado en sus formas y probablemente no de tanta cancha como su antecesor, sobre todo después de hacer borrón y cuenta nueva tras el episodio oculo-manual.
Visto el panorama, ya opinaré la semana que viene sobre el clásico, sólo me queda pensar (y aspirar) a que el Atlético del 'Cholo' Simeone siga en la línea ascendente en la que está inmerso y en la que ha sido capaz de enlazar quince partidos sin conocer la derrota; en concreto doce triunfos y tres empates que le han servido para acabar quintos en el ejercicio doméstico anterior, proclamarse campeón de la UEFA Europe League y hacerse con el entorchado de supercampeón de Europa ante el todopoderoso Chelsea del multimillonario Abramovich.
Para el caso, me viene a la memoria que la última derrota encajada por los colchoneros fue precisamente ante los merengues allá por el mes de abril y ante sus fieles seguidores (1-4). Desde entonces, el 'Cholo' y sus hombres han ido agrandando su imagen y se perfilan en estos momentos como seria alternativa y auténticos animadores de una liga que, aunque recién comenzada, y con sólo cinco jornadas disputadas, parece más abierta que nunca.
Y lo está porque mientras en el Madrid andan las aguas revueltas, tratando de que los platos sucios no salgan de la cocina; en el Barcelona, con independencia de los resultados, siguen buscando un patrón de juego que no desentone con la 'excelencia' de los últimos años. Todo ello con el permiso del Sevilla de Michel que 'a la chita callando' también se ha encaramado a los primeros puestos de la tabla.
Lo que pasa es que el Atlético ha demostrado a lo largo de su historia que es capaz de lo mejor y de lo peor, por algo le llaman 'El Pupas'. Sus seguidores, fieles donde los haya, viven con pasión y en constante tensión los altibajos de su equipo pero como me dice un joven hincha rojiblanco “que nos quiten lo bailao en estos últimos años”. ¿Y tú por qué eres del Atléti?, le pregunto. “Lo soy por mi abuelo”, me contesta. Y eso me hace pensar sobre el por qué es tan diferente este club.
Que no se me enfaden los catalanes pero el Atlético es, de verdad, más que un club. El sentimiento que genera el Atlético es casi como una religión. Que alguien me diga si ha visto alguna campaña publicitaria más original y más profunda que las del equipo colchonero. Ese 'Mono' Burgos saliendo de las alcantarillas del 'Infierno' en el que el Atlético pasó dos en vez de un 'añito'; o para que hablar de la campaña en la que un miliciano y un nacional saldan una situación más que engorrosa a costa de un sentimiento común como el rojiblanco. Y si no la ya mítica pregunta de ese niño a su padre ¿Papá, por qué somos del Atletico? Seguramente por la fe que le tienen a unos colores y a un equipo que es capaz de hacerles reír y llorar casi al mismo tiempo. ¿El ejemplo más cercano? El del domingo pasado ante el Rayo al que vencían 4-0 hasta casi el final de un partido que acabó 4-3. Diego Pablo Simeone ha sabido inculcar al equipo ese espíritu de sacrificio y de solidaridad tan necesario para alcanzar metas que en principio están sólo al alcance de los más poderosos.
El Cholo ha sabido transmitir su carácter ganador, el que tenía cuando era jugador, a un plantel que cree a pies juntillas en su filosofía, basada en un secreto que él se harta de proclamar a los cuatro vientos: “Trabajo, Trabajo y más trabajo”. La carrera del bonaerense está plagada de éxitos tanto en la etapa de jugador como en la de entrenador.
Para el Cholo jugar bien “es saber a qué jugamos y por qué hacemos lo que hacemos” y así siempre deja claro que “prefiero jugar bien a jugar lindo”. Con esta claridad de ideas y con la premisa de que “el convencimiento siempre gana a las formas”, el técnico del Atlético de Madrid es de los que opinan que “los partidos hay que jugarlos con el cuchillo entre los dientes”.
Así, con este credo, que ha llevado siempre por donde quiera que ha pasado, se ha ganado el cariño de la parroquia rojiblanca que ve al Cholo como el 'Salvador' que guiará al Atlético hasta la Luz y lo apartará para siempre de las Tinieblas. Los fieles rojiblancos ya tienen a su predicador. Unos tienen al 'Messia' y otros sólo ven en la 'Iglesia Maradoniana' el camino de la Verdad. ¡Aúpa Atleti!