La Dirección Provincial de Educación no ofertará este verano el servicio de comedores escolares extraordinario. El motivo es que no existe demanda.
“El año pasado no recibimos ni una solicitud y no hemos guardado asignación presupuestaria para este año”, explicó a El Faro el director provincial, José Manuel Calzado.
El comedor social San Francisco de la Consejería de Bienestar Social, así como el resto de organizaciones que ofrecen comida suplen, de alguna forma, estas necesidades. Así lo consideró Calzado. “Creo que el trabajo que realiza Bienestar Social en la atención a las familias desfavorecidas es bastante completo y para todo el ámbito familiar”, aseguró. En tal caso, si por un lado se ofrece una ayuda de comida a todos los integrantes de una familia, señaló que “no es entendible que se dé la duplicidad de mandar al niño o la niña a un comedor escolar”.
Iniciativa que no caló
La idea de los comedores escolares dirigida a la atención de los niños en riesgo de exclusión social surgió hace dos años, pero no tuvo mucho éxito. El año pasado, según Calzado, no se registró ni una solicitud en el comedor, por lo que este año no se ha recogido partida presupuestaria para esta iniciativa que dejó de realizarse. Una de las hipótesis que barajó el director provincial es que la falta de inscripciones se podría deber a los servicios sociales que se prestan desde Bienestar Social.
Así también lo consideró el consejero del área, Daniel Ventura, quien advirtió que no se registra mayor demanda de usuarios del comedor San Francisco a raíz de la desaparición de los comedores escolares de verano. “No hemos tenido mayor demanda. No hubo respuesta a este servicio y hubo que cerrarlo”, explicó.
Comedor San Francisco
El comedor San Francisco cuenta diariamente con 1.200 raciones de comida para las personas más necesitadas y en riesgo de exclusión social. “El curso escolar finaliza y muchas familias de desplazan hasta Marruecos. Si hubiera hecho falta, se habría vuelto a poner en marcha el servicio de comedores escolares en la época estival”, señaló.
A parte de este servicio, que ofrece la posibilidad de llevar comida a domicilio a personas imposibilitadas, así como comida en frío para los fines de semana en los que no hay reparto, desde Bienestar Social hay otros tipos de ayudas, como aquellas dirigidas a las necesidades básicas, ayudas de emergencia y las destinadas al Ingreso Melillense de Integración (IMI). Para estos servicios se destina una partida de 4 millones de euros.
“Se han ido incrementando las ayudas sociales porque existe mayor necesidad. Muchos melillenses han vuelto a la ciudad, porque tienen familia aquí y han terminado recurriendo a estos servicios sociales”, explicó Ventura.
Hay pobreza en Melilla
El técnico y coordinador de proyectos de EAPN Melilla (Red Europea contra la Pobreza), Pablo Segura, aseguró a El Faro que lo que ocurre en la ciudad es que algunas iniciativas, como la de los comedores escolares, “están mal planificadas” y deberían hacerse “en conjunto con las entidades sociales” y descartó que el motivo por el que se descarte la iniciativa sea por que no hay necesidad. “La tasa de exclusión social subió cinco puntos de 2015 a 2016 y, además, en pobreza infantil estamos a la cabeza”, lamentó.
Por último, exigió que no hay que pensar únicamente en la alimentación de los niños en riesgos de exclusión, sino también en su formación.