El director del Observatorio de Ceuta y Melilla, Carlos Echeverría, cree que “ir a Ceuta y Melilla no es sólo una opción, sino que debe ser un compromiso para el resto de los españoles”.
En su opinión, el hecho de que las ciudades autónomas se encuentren al otro lado del Estrecho y que, en ocasiones, resulte “un poco caro, o bastante”, llegar no debe ser una excusa, porque, en primer lugar, “lo que se encuentra allí merece la pena” y, en segundo término, “hay que regar el territorio nacional, sea el País Vasco, Cataluña, Galicia, Ceuta o Melilla”.
Echeverría advierte de que Marruecos ha alimentado históricamente una mala imagen de las ciudades autónomas que, de alguna manera, ha calado en el resto de la población española -así lo demostró, por ejemplo, hace algo más de un mes una encuesta de Electomanía-, que puede llegar a pensar que allí sólo hay problemas como las vallas o la inmigración. Lo mismo está haciendo ahora, asegura, con Canarias aprovechándose de “la situación caótica que hay”.
El experto apunta que, para ofrecer una “imagen de vulnerabilidad” de las ciudades que le beneficie, Marruecos está empleando “armas híbridas”, tanto medios de comunicación en papel como digitales y también a su lobby. Es lo que hace desde mucho tiempo atrás, añade, cuando disemina el mensaje de “para qué queréis seguir en Ceuta y Melilla si aquello no es más que una fuente de problemas y debe volver a la madre patria”.
Para luchar contra esta “desinformación”, Echeverría propone la “contrapropaganda”, que es precisamente a lo que está dedicado, entre otros asuntos, el Observatorio, que explica “lo que es una obviedad para nosotros, pero no para mucha gente: que Melilla, Ceuta y los demás territorios españoles en el norte de África son españoles independientemente de que estén al otro lado del estrecho, pegados a Marruecos y situados en el continente africano”.
En este sentido, el Observatorio también lucha para que la gente no se crea las ideas lanzadas por Marruecos sobre que las ciudades autónomas son colonias, presidios, enclaves o ciudades ocupadas. Según el director de la institución, que ya lanzó hace meses una campaña sobre este aspecto, la mayoría de la gente que escucha estos términos ni siquiera sabe lo que significan, pero los perciben de manera negativa, especialmente el de colonias.
Aquí, Echeverría se detiene para dejar claro que, aunque a algunas personas pueda parecérselo, nunca lo han sido, cosa que sí son tanto Gibraltar al norte como el Sáhara Occidental al sur.
“Marruecos transmite la idea de que no es ético que España tenga esos territorios bajo su soberanía e incluso de que no es estético. ¿Cuántas veces hemos oído a gente preguntar por qué Ceuta y Melilla son españolas si están pegadas a Marruecos y en suelo africano?”, argumenta.
A su parecer, todo esto resulta en “una actitud hostil” que debilita a las ciudades, especialmente ante “quien se cree eso de los presidios y de las ciudades ocupadas”.
Pero no basta con la pedagogía. También hay que potenciar las virtudes tanto de Melilla como de Ceuta en términos de inversión, turismo o viabilidad “frente a la idea oscura de que no somos más que una fuente de problemas, con una frontera compleja o con el supuesto terrorismo islamista”.
Echeverría tiene claro que ese es el camino que hay que seguir, “y además sin agotamiento y sin caer en el cansancio”, frente a “un vecino insaciable y molesto, que reivindica lo que no es suyo y que tiene herramientas para presionar”. Entre ellas, la más “visible”, dice, es la inmigración, pero también están la droga o el radicalismo islamista. “Frente a eso –insiste para concluir-, ideas claras y el mensaje contrario”.