Melilla es la ciudad en la que peor conduce la población joven. Al menos así lo considera la Unespa (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras), que aglutina a este colectivo de empresas en el país.
En concreto, en una escala de 10 puntos, el colectivo de melillenses de menos de 36 años obtiene una nota de 2,6 cuando está al volante. Un suspenso sin matices de ningún tipo.
Este dudoso récord pone a nuestra ciudad como la que obtiene la puntuación más baja de España, por detrás de Ceuta, Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz, Málaga y Pontevedra, las otras urbes que tampoco aprueban en este informe.
La calificación que la Unespa da a Melilla no es para nada positiva y pone de manifiesto una inseguridad vial que se refleja en accidentes al volante, desde pequeñas colisiones hasta atropellos. Ante estas cifras, hay que recordar incidentes de conductores como el que tuvo lugar en la madrugada del pasado domingo 6 de noviembre.
En esta ocasión, un joven ebrio de 23 años de edad chocó contra un todoterreno para, unos metros más alante, empotrarse contra un turismo. Como ya señaló este diario en su editorial del día 7 de noviembre, estos comportamientos sólo demuestran la imprudencia que ciertas personas pueden llegar a demostrar al volante de un vehículo.
De hecho, este chico, que se dio a la fuga pero fue localizado por agentes de la Policía Local, superaba los 0,60 miligramos de alcohol por litro de sangre aspirada. Es decir, que llegó al mínimo para que su comportamiento fuera considerado delito.
Acontecimientos como el protagonizado por este joven o informes como el de Unespa ponen de relieve la necesidad de que algunos conductores de la ciudad pongan más atención cuando suben a un coche