Junto con dos marroquíes, en busca y captura, están acusados de pertenecer a una organización de tráfico de subsaharianos, que la Guardia Civil desmanteló en enero de 2013 en el marco de la ‘Operación Bugbuss’.
La Audiencia Provincial celebró ayer la primera sesión del juicio contra dos melillenses, un sobrino y su tío, acusados de tráfico de inmigrantes y pertenencia a una organización delictiva con ramificaciones en Marruecos. La vista concluyó ayer con las declaraciones de los dos acusados presentes, un inmigrante ilegal y dos guardias civiles que participaron en la investigación. En la causa hay dos marroquíes más acusados, pero están en búsqueda y captura. El juicio continúa hoy con más declaraciones.
A.K., uno de los acusados y sobrino del otro, fue detenido el 5 de diciembre de 2012 en la frontera de Farhana con un inmigrante oculto en un doble fondo practicado en su vehículo. A esta detención le precedieron dos meses de investigación por parte de la Guardia Civil, bajo tutela del Juzgado de Instrucción número 4. La denominada ‘Operación Bugbuss’ finalizó semanas después del primer arresto, en enero de 2013, con la detención de tres personas más, una de ellas el tío del primer detenido, R.A., y dos marroquíes más implicados en la trama, según las pesquisas de la Benemérita.
La ‘Operación Bugbuss’
El guardia civil, que dirigió la investigación destacó ante el tribunal que en cuestión de seis días los acusados ayudaron a pasar la frontera a ocho inmigrantes ocultos en dobles fondos. Según informó la Benemérita en enero de 2013, esta organización de tráfico de inmigrantes cobraba a cada subsahariano entre 3.000 y 4.000 euros por cruzar la frontera, por lo que en tan sólo dos meses de actividad pudieron tener unos ingresos cercanos a los 200.000 euros, según las estimaciones del Instituto Armado.
Sin embargo, este guardia civil puntualizó que, de los ocho inmigrantes que supuestamente los acusados pasaron a Melilla, en sólo tres de los casos tienen una prueba fotográfica que corrobore que A.Z. cruzó la frontera con los inmigrantes ocultos y los dejó en un descampado indicándoles el camino al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). En el resto de los casos, el agente del Instituto Armado explicó que sus sospechas se basan en que poco después de que el acusado cruzara la frontera de Farhana, el CETI registraba un nuevo ingreso.
En todo caso, en el juicio de ayer los acusados y los testigos fueron preguntados por dos días concretos. Uno de los ‘pases’ de inmigrantes ocultos en dobles fondos realizado el día 4 de diciembre de 2012 y el último del día 5, cuando se detuvo a A.Z.
Según el agente de la guardia civil, el día 4, el principal acusado siguió los pasos habituales de esta organización de tráfico de inmigrantes. Cruzó la frontera de Farhana con un vehículo de su propiedad y ‘guardó’ el coche en el garaje de la vivienda familiar en Cabrerizas. Seguidamente, volvió a salir y circuló hasta un descampado cercano. Se bajó, abrió el maletero y de su interior salió un inmigrante.
El subsahariano, M.D., declaró ayer que entró a Melilla oculto en el salpicadero de un coche. Dijo no recordar qué modelo de vehículo era ni quién era la persona que lo conducía. Explicó que le ayudaron a salir del salpicadero e inmediatamente se metió en el maletero. Minutos más tarde, abrieron éste, bajó, y se fue al CETI. El inmigrante dijo no recordar quién era la persona que le ayudó a salir del salpicadero ni le sacó después del maletero.
El guardia civil aseguró que la ‘liberación’ de este inmigrante en el descampado hicieron fotografías y luego se entrevistaron con él, tras ingresar en el CETI.
En relación al día 5 de diciembre, cuando se produjo la detención, el guardia civil destacó que, tras rescatar al inmigrante, el tío del detenido acudió a la frontera de Farhana y con una actitud “nerviosa” comenzó a hacer varias llamadas de teléfono.
La Guardia Civil cree que R.A., el segundo acusado, era el ‘brazo logístico’ de la organización, mientras que su sobrino, A.Z., era la ‘mano ejecutora’. El instructor aseguró que R.A. puso a disposición de la red de tráfico de inmigrantes el garaje de su casa para sacar a los subsaharianos del doble fondo y después dejarlos en un descampado cercano. De hecho, en el vehículo del detenido encontraron un mando a distancia que abría la puerta del garaje.
El principal acusado: “Sólo lo hice una vez y me detuvieron”
Los dos acusados negaron pertenecer a ninguna red de tráfico de inmigrantes. El primer detenido en la ‘Operación Bugbuss’ el 5 de diciembre, A.Z., aseguró que únicamente ocultó a un inmigrante en el salpicadero de su coche el día que le arrestaron. “Sólo lo hice una vez, el día que me detuvieron”, insistió ante el tribunal.
Sobre el supuesto inmigrante con el que cruzó la frontera un día antes, también oculto en un doble fondo, negó haber sido el autor de dicho ‘pase’.
Aseguró que, dedicado a la compraventa de coches, llevó uno de sus vehículos a Beni Enzar, donde un tal ‘Mimón’ fue el que le construyó el doble fondo en el salpicadero y le dio incluso las instrucciones de cómo tenía que sacar al inmigrante una vez cruzara la frontera. Según su declaración, el tal ‘Mimón’, construyó el doble fondo y metió al subsahariano dentro. Confesó que en todo momento, cuando recogió su coche en Beni Enzar y consiguió entrar en Melilla, sabía que había una persona oculta en el doble fondo. Declaró ante el tribunal que hubiera seguido las instrucciones de Mimón de no haber sido detenido por la Guardia Civil, esto es, cruzar la frontera, sacar al inmigrante y dejarlo en un lugar apartado para que éste fuera al CETI. Por esta operación dijo haber cobrado algo más de 5.000 dirhams que la Benemérita halló en el interior del vehículo. Negó haber ‘pasado’ inmigrantes en otras ocasiones.
Por su parte, su tío R.A., acusado de llevar un papel logístico y de vigilancia en la organización, negó en todo momento haber participado alguna vez en el ‘pase’ de inmigrantes ocultos en dobles fondos a Melilla. Explicó al tribunal que él se dedica a administrar el patrimonio familiar, principalmente en Marruecos, por lo que, además de sus negocios en la ciudad, cruza a menudo la frontera.
De hecho, el día que detuvieron a su sobrino, ya había ido dos veces a la frontera por motivos laborales, como hacía casi todos los días. Ante las preguntas insistentes de la fiscal, R.A. aseguró que nunca participó en la compra venta de ningún vehículo por parte de su sobrino.
En 13 días, el acusado compró dos coches
El guardia civil instructor destacó que el principal acusado, A.Z., que se dedicaba a la compraventa de coches, llegó a comprar dos coches en tan solo 13 días. La fiscal preguntó insistentemente de dónde sacó el dinero para afrontar estas transacciones, pues no tenía un trabajo estable. El acusado afirmó que tenía un dinero ahorrado del tiempo que estuvo trabajando en un taller de aluminio y después de transportista.
Ingresos opacos, nivel de vida alto
Uno de los guardias civiles que participó en la investigación destacó ante el tribunal de la Audiencia el alto nivel de vida que tenía el segundo acusado, R.A. en relación a unos ingresos “opacos”. Subrayó el hecho de que, por ejemplo, la esposa del acusado cobrara únicamente 426 euros y en ropa y bisutería gastaba 400 euros. Este guardia civil también puso de relieve el gran número de llamadas que R.A. hacía a su sobrino en el tiempo que duró la investigación.
Las entrevistas con los inmigrantes
El guardia civil explicó al tribunal que la Comandancia se entrevista con todos los inmigrantes que entran en Melilla ocultos en un doble fondo. Les interrogan con el objetivo de combatir precisamente las organizaciones de tráfico de inmigrantes, en especial, si éstas tienen base estable en Melilla.
Tras varias de esas entrevistas, el director de la investigación, dijo haber detectado varias declaraciones semejantes en las que el doble fondo se había construido en el salpicadero, la extracción se había realizado en un garaje y finalmente eran introducidos en el maletero antes de ser liberados en el exterior. Dos de los inmigrantes que declararon haber entrado a Melilla en estas condiciones, se ofrecieron semanas después a la Guardia Civil a colaborar en las pesquisas. Así se inició la ‘Operación Bugbuss’, según explicó el guardia civil. Precisó que muchos inmigrantes se niegan a colaborar con ellos para determinar quiénes son las personas que forman parte de las mafias de tráfico de personas, pero hay otros subsaharianos que “espontánea y voluntariamente” acuden a la Comandancia para concertar una segunda entrevista con los agentes. En ese encuentro se ofrecen a colaborar con las autoridades para desentramar estas organizaciones. De hecho, en la jornada de hoy se escuchará el testimonio de uno de esos inmigrantes, como testigo protegido.
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