La ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez, cumplió con las expectativas que había levantado el anuncio de su visita a la ciudad. Y lo hizo porque nadie esperaba más de lo que nos dio: lo que ya todos sabíamos.
La portavoz del Gobierno central vino a Melilla a presentar el documento que muchos hemos hojeado más o menos desde que se aprobó el martes de la semana pasada en un Consejo de Ministros que vino a plantar cara al menosprecio mostrado por Marruecos hacia nuestra ciudad, en una carta enviada a la ONU el 9 de septiembre en la que el país vecino nos llama "presidio ocupado" y niega las fronteras terrestres que comparte con nosotros y, dicho sea de paso, con toda la Unión Europea.
En esencia, la ministra Isabel Rodríguez se trajo enlatados un set de titulares entre los que destacan un Plan de Empleo del Estado para 1.500 personas; la creación de una comisión para fiscalizar las inversiones del Plan Estratégico Integral y la formación de un grupo de trabajo, antes de que acabe el año, para abordar la conectividad de Melilla con la península. Ojo, han prometido abordar el problema, no han hablado de resolverlo.
Pero se quedó en el aire qué cantidades concretas de dinero se invertirán en echar a andar ese Plan Estratégico Integral de Melilla. Hay una previsión de inversión de 356 millones de euros para el período comprendido entre lo que queda de 2022 y 2026, pero la ministra Isabel Rodríguez ya se ha ido de la ciudad y aún no sabemos qué partida concreta hay para el año que viene y cómo se incorporará ese dinero a los Presupuestos Generales del Estado que, como todos sabemos, para 2023 contemplan un recorte de inversiones locales del 24,5%.
Hay que decir que tampoco sabemos con cuánto dinero contamos para dar los primeros pasos del plan de rescate de Melilla porque la ministra portavoz no dio una rueda de prensa y, por tanto, los periodistas no tuvimos la oportunidad de preguntar absolutamente nada.
En definitiva, sobre el tema de la dotación presupuestaria del Plan Estratégico nos quedamos, de momento, con la promesa de la ministra de que se trata de un plan "hecho para ser cumplido" porque es un "plan dotado de presupuesto".
Si ella lo dice, aquí estamos los melillenses para comprobarlo. El tiempo nos dirá si este discurso representa un punto de inflexión en la política comunicativa del Gobierno central o nos han vuelto a vender la burra, algo a lo que en esta ciudad estamos acostumbrados.
Prueba de ello fue el anuncio del ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz (PP), que nos 'vendió' que la frontera inteligente iba a empezar a instalarse en octubre de 2015. Estamos en 2022 y seguimos escuchando lo mismo, solo que ahora es el ministro Fernando Grande Marlaska (PSOE) quien nos promete que estará lista antes de que acabe este año.
Es evidente que el PSOE no es el único partido que incumple sus promesas, pero sí es el único que en estos momentos tiene la credibilidad en entredicho. Y en eso influye el pacto de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias, un señor que no dejó la política por coherencia sino por salvar a su partido del rechazo que genera todo lo que él, como político, representa.
Es obvio que a los socialistas les ha pasado factura gestionar un país en medio de adversidades como la pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania, pero lo que de verdad lastra la credibilidad de su política es el hecho de que los millones y millones que se aprueban y anuncian no se ven por ninguna parte y los ciudadanos no sabemos dónde están. Si han llegado no han sabido venderlos y si no han llegado, nos han mentido. Y como diría Santo Tomás de Aquino, si no lo veo, no lo creo.
En definitiva, que los asistentes al acto de presentación del Plan Estratégico Integral de Melilla salimos de allí con muchas promesas y ninguna fecha concreta para el inicio de la llegada de inversiones.
No se perdieron nada los grandes ausentes al acto: Enrique Alcoba, presidente de la patronal CEME, que estaba de viaje y estuvo representado por el número uno de la Asociación de Hostelería, Chakib Mohamed; ni los líderes de CpM y PP, Mustafa Aberchán y Juan José Imbroda, respectivamente.
Había una bancada socialista entusiasta sentada a la izquierda del escenario donde se presentó el Plan Estratégico, en Victoria Grande. También estaban por allí la vicepresidenta Dunia Almansouri, el líder de Vox, José Miguel Tasende, y el diputado popular Daniel Conesa, que ya ha dicho por activa y por pasiva que este plan no le convence al 100%. Y eso, en román paladino significa que se quedará en papel mojado si Feijóo llega a gobernar en España.
No voy a perder la oportunidad de comentar el mal gusto del presidente Eduardo de Castro para, en su discurso de presentación de la ministra Isabel Rodríguez y el Plan Estratégico Integral, burlarse subliminalmente de su homólogo ceutí Juan Jesús Vivas al señalar en una intervención de apenas 4 minutos que él no iba a contar allí la historia completa de Melilla, como había hecho Vivas con la de su ciudad.
Por favor, si existe algún ser vivo que aprecie a Eduardo De Castro en esta ciudad debería decirle que no improvise en sus intervenciones públicas porque sus dotes como orador son muy limitadas y además él tiene una especie de humor negro difícil se mire como se mire.
Su mezcla de imprudencia y ordinariez le juega siempre malas pasadas. Y lo que es peor, nos deja en ridículo a todos los melillenses. Le han bastado 4 minutos para hacer de las suyas sin que eso tenga consecuencias. Total, para lo que le queda en el convento...
Me pregunto ¿qué necesidad tenía De Castro de burlarse de Vivas en un acto institucional? Ha sido un gesto obsceno y gratuito que dice más de él que de su homólogo ceutí, muy respetado, por cierto, por el Gobierno de España. Vivas no es un presidente autonómico al uso. Es un veterano hombre de Estado. Y por eso Ceuta está a años luz de Melilla aunque sufre como nosotros la presión marroquí y migratoria.
Los que no llegan a nada, casi siempre pierden el tiempo burlándose de los que hacen lo que tienen que hacer cuando toca hacerlo.
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