Me llamo Nora y soy de Melilla. ¡Estoy muy feliz! Porque después de 31 días fuera de casa he vuelto con mi familia.
Estuve hospitalizada por neumonía y por coronavirus –dos semanas en el hospital y dos semanas en la residencia, aislada–.
No pensaba contar mi historia porque no me gusta contar mi vida en las redes sociales ni en medios públicos, pero pensé que igual servía de apoyo a otros enfermos.
Fui haciendo un diario, por aburrimiento básicamente y para pasarlo a mis allegados. Me dije, pues, si sirve mi experiencia para algo, la publicaré.
Como es un poco larga –tened en cuenta que fueron 32 días–, lo dividiré en varios apartados:
1) Desarrollo e historia diaria
2) Consejos para un enfermo, amigos y familiares, desde mi experiencia
3) Consejos y peticiones para el gobierno
5) Ánimos y Apoyo
6) Conclusiones
El diario El Faro publicará una parte en una sección cada día.
Pero yo os quiero adelantar los ánimos y apoyos que me parecen muy motivadora. Antes de todo decir que soy una persona muy extrovertida y pienso en positivo. Espero que nadie se ofenda si me tomo mi experiencia con humor.
Lo llamaré...
‘Diario de una corona’
Llegué el día 9 de Madrid. Estuve haciendo vida normal esos días, con precauciones. Se activó el estado de alerta a los pocos días y comenzó el confinamiento.
Fue la semana del 16 cuando empecé a sentir dolores en el pecho y dolor en el cuerpo. Llamé al 112, siguiendo el protocolo, los cuáles me dicen que tome precauciones (guantes, etc..) y vaya a mí médico. Así lo hice, pero me mandó antibiótico y paracetamol, ya que parecía que tenía faringitis. Como no mejoraba volví a llamar y el mismo procedimiento. Fui al médico y lo mismo. Ya el día 20 de marzo me cansaba muchísimo, me dolía mucho el pecho, tenía fiebre y sentía que iba a peor. Entonces decidí llamar mil veces hasta que vinieran a por mí; y así fue. Vino una ambulancia y me llevó a Urgencias.
Viernes 20 de marzo
Entro a Urgencias, 19:30 horas. Me hacen una radiografía y tenía un pulmón bastante oscuro y parte del otro, por tanto deciden activar protocolo de coronavirus –haciéndome las pruebas y aislándome–. Ese día, como es normal, me asusté bastante al saber lo de los pulmones, pero bueno hice algunas llamadas a familiares y amigos y conseguí estar tranquila en mi cuarto.
Sábado 21 de marzo
Empezaron con el tratamiento –me pusieron el del coronavirus también, aunque aún no había dado positivo–. A sacarme sangre. Me pusieron oxígeno, tenía fiebre, gastroenteritis y dormía mucho, pero yo pensaba sólo en mi familia y en comer –jajaja, es que me gusta mucho la comida. Imaginaros qué decepción al tener que hacer dieta blanda por el estómago–.
Esa tarde vino la policía, había personal sanitario y yo me asomé a la ventana. No veas qué subidón, yo saludando a todo el mundo desde mi ventana y con la corona dentro –me sentía como una famosa–.
Domingo 22 de marzo
Mi cuerpo reaccionaba bien al tratamiento, aunque seguía con fiebre y, puesto que me sentí mejor, comencé a decorar mi mesita con las cosas que me había traído mi familia para darle un toque de color y positividad.
Después del subidón, me puse a ver la TV (sólo cosas de risa y series, positividad).
Hablaba con mi familia y amigos a diario.
Lunes 23 de marzo
Me levanto con fiebre pero estoy bien, así que empiezo a llamar a mi médico para que me den la baja médica a mi familia.
Me hacen una radiografía y analítica y los resultados son favorables –¡Qué bien!–.
Luego veo que no tengo gastroenteritis. ¡Uff! No veas, fue uno de los días más felices. Ya podía comer chocolate y todas las tonterías que me gustan (jaja). Aunque no dejaban meter comida, me la pudieron meter finalmente. Gracias de verdad (jaja).
Sigo en contacto con amigos y familiares. Nos reímos mucho porque yo estaba con fiebre y solo pensaba en ver a mis hijos y en comer (jajaja).
Martes 24 de marzo
Primer día que no tengo fiebre (¡bravo!), aunque seguía con oxígeno.
Me sentía tan bien que me hice fotos( jajaja) y pedí a mi familia que me trajera mi plancha del pelo, porque antes muerta que sencilla (jajaja). Y encima hicieron una comida buenísima ese día en el hospital (calabacín relleno de carne picada, queso gratinado y bechamel. ¡Uff! Qué rico.
Parecía un día perfecto, pero...
Esa noche me llamaron por el altavoz y me dijeron “tienes coronavirus”. Aún no lo sabía, yo entré por neumonía, hasta cuatro días después no me dieron los resultados. Pero no pasa nada, yo estaba positiva porque yo ya lo suponía ( jajaja).
Lo que me pasó fue que mi hija de 10 añitos me dijo que presentaba síntomas. Fue ahí cuando me iba a dar algo. Mi hija estaba con mi padre y éste llamaba al 112 y nada. Entonces decidí llamar yo, porque antes que enferma soy madre. La líe tanto que me dijeron que al día siguiente irían, puesto que era de noche.
Esa noche pensaba que me daría algo. Mi cuerpo temblaba, el pecho me dolía, no podía hablar solo mandaba whatsapps a mis contactos. Fue uno de los peores días.
Yo misma me animaba. Me decía “Nora, tú puedes. Tú puedes”, “sí se puede, sí se puede”. Hasta que me puse a pensar y me digo “joder, macho. ¿Esto no era el lema de un partido político? Ah sí, de Podemos, y me reí sola en medio de la crisis que estaba pasando (jajaja), me estaba quedando loca ya.
Lo que me pasó no fue el coronavirus ni la neumonía. Comprendí que me estaba dando un ataque de ansiedad. Me pusieron hasta dos pastillas debajo de la lengua hasta que me estabilice.
Me dicen que tengo neumonía. No pasa nada. Me dicen que tengo coronavirus. ¡Alhamdulilah! (Gracias a Dios), pero me dicen que a mi hija le duele el pecho y me iba a morir (fue ahí cuando comprendí a Belén Esteban:”por mi hija mato” ( jajaja).
Miércoles 25 de marzo
Me levanto y lo primero que hago es llamar a casa. Me cuenta mi padre que le llamaron y que iría una ambulancia a por mi hija. Gracias a Dios, la niña presentaba síntomas muy leves: Dolor de cabeza y de pecho. Total, la ambulancia la recoge. Ella solita se fue sin nadie atrás. qué pena mi princesa, pero ella es una niña muy madura y fuerte, así que no se asustó, ¡menos mal!.
Mi madre va corriendo al hospital, puesto que trabaja allí, para estar con la pequeña, ya que no podía ir ningún adulto. Mi sorpresa fue que no le hicieron la prueba, sólo la auscultó un pediatra (le prescribió paracetamol y aislamiento en casa).
Me sentó un poco mal que la llevarán sola hasta ahí sólo para auscultarla, pero bueno, lo importante era que mi hija estaba bien y yo me sentía más tranquila.
Ella, al llegar a casa, me hace una tarjeta (con el móvil la ha editado, no os creáis que fue a mano –jajaja– los niños de hoy tienen mucho nivel).
La tarjeta era de una princesa, porque a mí me gustan las princesas Disney (jaja). La Bella, paradójicamente, a ella no le gustan las princesas (jaja), y llevaba una mascarilla y decía lo siguiente:
“Nora, tú puedes ¿Por qué?
Porque eres una mujer fuerte, luchadora, decidida, madura, inteligente, etc.
¡Que un virus no te pare!”
Qué linda, la verdad, me emocioné. Lo hizo ella sola. Debo decir que es una niña muy inteligente, que saca todo sobresalientes (que Dios me la proteja). La amo a ella y a mi gordito, que tiene seis años y cree que estoy trabajando en el hospital, ayudando “al corona, corona” (jaja), como él dice –qué ingenuo el pobre–. Por cierto, él de salud perfecto, gracias a Dios. Él es como yo, dale comida y déjalo (jajaja).