También fue arrestada una mujer de nacionalidad marroquí que viajaba en el vehículo.
La Guardia Civil detuvo el pasado martes en la aduana del puesto de Beni Enzar a un hombre de nacionalidad holandesa por ocultar bajo el salpicadero de su coche a un inmigrante subsahariano. Tanto el conductor como su acompañante, una mujer marroquí, ingresaron en prisión el jueves.
Los hechos tuvieron lugar sobre las 21:00 horas, cuando los agentes ocupados de efectuar los controles registraron un coche de la marca Renault, modelo Laguna, con matrícula marroquí.
Al comenzar el reconocimiento visual, los guardias apreciaron un detalle que los hizo recelar. Uno de los agentes introdujo su mano en la parte inferior del salpicadero y detectó que se le había aplicado una modificación.
Al tener la sospecha de encontrarse ante un vehículo utilizado por las mafias que trafican con seres humanos, se continuó hasta llegar al doble fondo habilitado, y en su interior, tocó “lo que parecía la cabeza de una persona”. Por ello, se procedió a arrancar todo el salpicadero para liberar a la persona que se hallaba bajo el mismo.
En el momento de su extracción, esta persona requirió primeros auxilios, pues presentaba un cuadro de “sudoración, respiración agitada, entumecimiento en sus articulaciones, desorientación y también se quejaba de tener mucho frío”. Sin embargo, no precisó de asistencia sanitaria. El inmigrante dice tener 21 años y proceder de Guinea Conakry.
En cuanto al holandés que conducía el coche, tiene 40 años y vive en Gerona, mientras que la marroquí que lo acompañaba tiene 43. Ambos están acusados de un delito contra los ciudadanos extranjeros.