La Plaza de las Conchas, ubicada en el barrio Del Real, amaneció ayer con tres de sus bancos destrozados. Poco importa que fueran de piedra; los rompieron igual. Increíble es que nadie de los alrededores, con la cantidad de ventanas de los muchos bloques de viviendas que dan a esa zona, no se percataran de lo que estaba sucediendo en la calle. Romper piedra hace necesariamente ruido, pero parece que los vecinos no los escucharon.
Además, es romper por romper sin motivo alguno, sin nada que lo justifique. Se trata de vandalismo porque sí, porque hay personas (por llamarlas de alguna manera) que sienten placer destrozando lo que es de todos. Puro incivismo, falta de educación, maldad sin más, que ocasiona daños que cuestan dinero a los contribuyentes melillenses pero que no parece importarles lo más mínimo.
El consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Daniel Ventura, ha vuelto a hacer un llamamiento a la colaboración ciudadana para tratar de identificar a esos individuos y que, al menos, pueda actuar la policía, aunque tampoco es que se les imponga un castigo ejemplar que quite a otros el deseo de actuar como auténticos incivilizados. Veremos si hay alguna persona sensible con estos temas que ponga a los agentes tras la pista de esos vándalos.
Hace ya unas semanas, el apedreamiento de la COA cuando estaba en las proximidades de la Cañada de Hidum provocó el hartazgo de quienes sufren las consecuencias de quedarse sin transporte público por la acción de esos inconscientes. Pero mira por dónde un vecino sí que vio lo que estaba sucediendo y decidió dar un paso adelante. Presentó denuncia y dijo concretamente quiénes habían sido los autores del atentado que sufrió el autobús. A ver si su ejemplo cunde en esta ciudad.
Y hace unos días también supimos que un grupo de menores presuntamente acogidos en el centro de la Purísima, destrozaron hasta nueve vehículos que se encontraban estacionados en las inmediaciones de estas instalaciones públicas. Rompieron cristales, espejos, revolvieron los interiores en la más pura y única intención de hacer daño.
Melilla no puede seguir así. Es imprescindible que se tomen cartas seriamente ante actuaciones delictivas como éstas. Y si son menores melillenses, que se actúe tanto contra ellos desde la Fiscalía correspondiente como contra sus padres. Si tuvieran que poner de su bolsillo el arreglo de los destrozos, seguro que las cosas cambiarían radicalmente.
Si no son menores melillenses sino en acogida, que se arbitren las medidas necesarias para que entiendan que esa no es la actitud si quieren desarrollarse en una sociedad civilizada como la nuestra. Pero algo hay que hacer porque esas actitudes no tienen el más mínimo sentido y causan mucha sensación de inseguridad en nuestras calles.
A todos los ciudadanos de bien se les pide desde la Consejería que presten su colaboración, que denuncien, que no miren hacia otro lado porque así es como no se solucionan estos problemas. Hay que coger al toro por los cuernos y ayudar a los cuerpos y fuerzas de seguridad a acabar con esta lacra que a todos nos espanta por el sinsentido que representan y el peligro que suponen para el bien común de toda la ciudad.
La ley del menor necesita una amplia revisión no lo digo solo yo ,es un clamor a todos los niveles sociales y judiciales .
Las leyes punitivas van de acorde con los tiempos que se viven para garantizar La Paz social y la convivencia
Si quieren votar a los 16 años porque se consideran suficientemente mayores ,pero las leyes penales lo consideran menores