El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió este miércoles al Congreso de los Diputados para responder sobre las relaciones bilaterales con Marruecos. No dijo nada que no supiéramos ya. Se limitó a retar al resto de grupos políticos a que expliquen qué tipo de relación quieren mantener con el país vecino.
Entre las intervenciones hubo una especialmente sensible para los melillenses. La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, especuló sobre la suerte que pueden correr las ciudades autónomas si Sánchez necesitara el voto de un partido promarroquí que a cambio de su apoyo le pida ceder Ceuta y Melilla a Marruecos.
El presidente se rió, pero la diputada de Ciudadanos se limitó a decir que "da miedo", no risa. Y en eso tiene razón. Da miedo que se siga especulando, incluso desde el Congreso de los Diputados, sobre lo endeble del futuro de esta tierra. Da miedo, sobre todo a los melillenses, que vemos cómo nuestra españolidad está en tela de juicio a diario.
No hay más que ver una encuesta que nos sitúa a Ceuta y Melilla como los territorios más odiados de España. Esa desafección; esos rumores; esa especulación sólo sirven para hundir más, si es que se puede, nuestra economía.
Hay familias en Melilla vendiendo sus casas. Hay gente que no se decide a cambiar el sofá por temor a que el nuevo se lo quede Marruecos. Vivimos en una inseguridad jurídica permanente que está espantando las inversiones y está atemorizando a los melillenses. ¿Quién va a invertir en una ciudad cuyo futuro no sólo parece incierto sino que, además, parece que pende de un hilo?
Es una irresponsabilidad política hablar a la ligera del futuro de Melilla porque se ignora que lo que está en juego es la vida y las propiedades de 85.000 españoles que vemos cómo las empresas huyen por temor a perder dinero.
La señora Arrimadas nos ha hecho un flaco favor. Ha querido dejar en evidencia a Pedro Sánchez, pero ha terminado sirviendo de portavoz a los políticos marroquíes; ha añadido inseguridad jurídica a nuestro futuro y ha metido miedo a la gente de esta tierra. No nos merecemos eso. No nos merecemos que nos usen como un clínex en campaña electoral. Si no van a ayudarnos, dejadnos en paz.