Desde hoy mismo se podrán empezar a solicitar las ayudas de Promesa para el mantenimiento y la creación de empleo. Se trata nada menos que de más de 13,5 millones de euros, dirigidos a las pymes y el autoempleo que sufrieron la crisis derivada de la pandemia del covid-19.
Sin duda, estas subvenciones van a caer como agua de mayo en la maltrecha economía local. De hecho, habrá empresas que, por su número de trabajadores, puedan cobrar hasta 100.000 euros, que es el tope máximo que se concede en este programa de ayudas.
Lo que se necesita ahora es celeridad en la obtención del dinero que a cada uno corresponda. Y no parece que se vayan a cobrar antes de octubre próximo porque, de hecho, el plazo para presentar las solicitudes acabará el 30 de septiembre.
El presidente de Promesa, Jesús Delgado Aboy, se ha mostrado siempre muy a favor de que los pagos se realicen a la mayor brevedad posible. Eso es un dato interesante porque puede ocurrir que quiera aplicar esa eficiencia a los trámites y los empresarios puedan empezar a recibir los pagos cuanto antes.
Se trata de la primera noticia económica de la jornada pero hay más porque hemos podido constatar que la cesta de la compra no para de subir. Estuvimos en la pescadería del Mercado Central, que solo abre los miércoles y los sábados, para ver cómo está el género y la queja generalizada era el precio, que se ha duplicado con respecto a hace unos meses. Tanto es así que hay bolsillos que no se pueden permitir comprar lo que antes, sobre todo en el período prepandemia, era un alimento de común consumo en nuestra ciudad.
El IPC no deja de crecer y los españoles somos cada vez más pobres con respecto a 2021. Muchos analistas económicos afirman que lo peor está por venir, que tendremos un otoño difícil pero la cuesta arriba la llevamos sufriendo hace meses ya con precios disparados en la electricidad, los carburantes y la cesta de la compra.
Además, se ha cumplido una semana desde que se impusieran por Decreto Ley las restricciones energéticas y la ministra del ramo afirma que se ha reducido el consumo en más de un 3%. Tal vez esté influyendo en ello que agosto es el mes vacacional por excelencia y que son muchas las empresas que funcionan a medio gas con lo que es necesario menos electricidad y las climatizaciones están apagadas.
El cumplimiento de la ley está siendo irregular. Muchos comercios siguen con sus escaparates iluminados después de las diez de la noche y no todos los locales ponen el aire acondicionado a 27 grados porque, según afirman, sus clientes no aguantan el calor y pierden ventas.
Sea como sea, lo cierto es que vamos a tener que seguir apretándonos el cinturón hasta que esta tormenta inflacionista escampe.