Más allá de "lo típico" a lo más tópico de cada territorio, la periodista Raquel Piñeiro explora, con humor, en 'Manual de supervivencia para viajar por España' las costumbres más arraigadas, los detalles más curiosos del paisaje o los códigos sociales, información que "raramente aparece en las guías de viaje".
Para Piñeiro, "viajar es mucho más que ver monumentos y lugares bonitos, sino que se trata de sumergirse en la cultura local, descubrir costumbres inesperadas, reírse con los chistes locales o enamorarse de nuevas formas de hablar".
En ese viaje alternativo, 'Manual de supervivencia para viajar por España' (Lonely Planet), con ilustraciones de Bea Lozano, propone al lector información y consejos como si un amigo de cada lugar le contara sus secretos más preciados para ayudarle a "sobrevivir en las Españas".
De este modo, aprenderá a saber a qué se refiere un malagueño cuando pide un 'sombra' en la barra de un bar, qué significan 'jacha', 'jigo' y 'jiguera' para un extremeño o cómo se comen los paparajotes murcianos.
Ya desde la introducción, Piñeiro advierte de que no se trata de un libro de viajes convencional, "no hay listas de monumentos, hoteles de cinco estrellas ni los mejores restaurantes, sino abundante información que raramente aparece en las guías de viaje, presentada con humor y frescura, y muchos consejos para disfrutar al máximo de cada rincón de España único y diferente".
A lo largo de diecinueve capítulos, Piñeiro se adentra en la idiosincrasia y particularidades de las 17 comunidades autónomas y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
Admite la autora que "el libro tiene mucho de resumen de tópicos regionales, y los clichés, aunque odiosos y limitantes, a veces resultan tan útiles como dolorosamente certeros".
En el capítulo dedicado a Andalucía, Piñeiro aconseja evitar el tópico de los "andaluces vagos", los chistes de Lepe en esta población onubense, poco amiga de pasar por el sambenito de ser los tontos oficiales de los chistes de toda España, o pensar que el interlocutor va a ser muy gracioso y va a tener siempre ganas de cachondeo por defecto.
No menos útil resulta para el visitante foráneo saber que no debe dejar la toalla muy cerca de la orilla en las playas de Málaga, por culpa de "la ola del Melillero", la que se produce cuando entra en el puerto el ferri que llega de Melilla, que genera hasta tres olas que hacen que suba el nivel del mar varios metros.
A lo largo del libro, Piñeiro recopila algunas expresiones de los más variopintas, como 'no ni ná' o escamondao (Andalucía), maripís o chipiarse (Aragón), golifón (Asturias), avarques o xubec (Baleares), embostado o la expresión 'ya el conejo me enriscó la perra' (Canarias), raquero o bardal (Cantabria), estaribel o facendera (Castilla y León), así como las frases castellanomanchegas 'si te da un apechusque, la roscas' o 'no te amuela'.
'Fer la puta i la ramoneta' o 'el seny y la rauxa' (Cataluña), 'a fer la mà' o 'mal merder' (Comunidad Valenciana), 'afechar' o 'esbaratao' (Extremadura), 'luscofusco' o 'vaiche boa!' (Galicia), 'ir a pachas' o 'teky' (Madrid), 'a ruche' o 'antiparras' (Murcia), 'reglote' o 'La Villavesa' (Navarra), 'hamaiketako' o 'goxo' (País Vasco), 'ya estamos con la burra a brincos' (La Rioja), 'pinchitada' (Ceuta) y la melillense 'dar un rule' completan parte de esa diversidad lingüística de la geografía española.
El libro da cuenta también de la diversidad gastronómica, que incluye platos como el remojón andaluz, las madejas aragonesas, el pantrucu asturiano, el tumbet mallorquín, el almogrote canario, los caricos cántabros, el cochifrito segoviano o el ajo mulero manchego.
Igualmente hace referencia al patacó tarraconense, al aspencat alicantino, la técula mécula de Olivenza (Extremadura), la bica gallega, las gallinejas madrileñas, las gachasmigas murcianas, el calderete navarro, el 'goxua' vitoriano, los caparrones riojanos, la chuparquía ceutí o la 'harera' melillense.