Nos hemos pasado mucho tiempo sin disponer de mascarillas y resulta que cuando nos llegan hemos montado los puntos de entrega como si se estuvieran regalando entradas para un concierto. No existe ningún protocolo por parte de las autoridades sanitarias a la hora de establecer el reparto de estas piezas que ahora mismo se han convertido en uno de los productos más solicitados por parte de los ciudadanos. Y solicitados porque resulta que se van a convertir proximamente en un elemento esencial en nuestras vidas para los próximos meses y no sabemos si para los próximos años. Es un elemento verdaderamente escaso y, por tanto, como bien escaso no se debe regalar como si fuera una promoción de unos grandes almacenes. No parece que exista ningún tipo de prioridad, sino que se entregan al primero que pasa por allí. Daba igual la edad o su condición. Lo importante es terminar cuanto antes con el número de mascarillas que hay que repartir De lo que deberían preocuparse los políticos es de que las farmacias tengan sus pedidos de mascarillas y que no haya ningún proveedor que está encontrándose con problemas aduaneros a la hora de remitir el conjunto de las distintas cajas. Por tanto, piénsese mejor como repartir con más cabeza este bien tan preciado. No se trata de sacarse una foto y hacer que como se cumple, esto está siendo bochornoso y parece una broma con algo demasiado serio.
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