Los sindicatos CSI-F y SATE han mostrado su indignación por las declaraciones del ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, en las que se mostró favorable a estudiar la propuesta de supeditar parte del sueldo del profesor a la evaluación de su centro y a su propia capacidad.
Esta propuesta parte del filósofo José Antonio Marina, que se está encargando de realizar el borrador del Libro Blanco del Docente, en el que afirma que hay maestros buenos y malos y que no todos deben cobrar por igual.
Para CSI-F, todos los profesores que están impartiendo clases con “competentes” porque han superado una prueba como son las oposiciones y, además, están controlados por la inspección educativa, que vigila sus contenidos a través de la programación de las clases e incluso entra en las aulas para ver cómo explica la lección.
Aunque reconoció que, como en todas las profesiones, hay profesores mejores y peores, no obstante, se niega a que cada maestro reciba una retribución económica en función de si es buen o mal docente. Se pregunta también el sindicato quíen puede establecer los criterios para hacer dicha evaluación.“Ataque”
Por su parte, SATE considera que las declaraciones del ministro van en la línea de su predecesor y suponen “un ataque contra la escuela pública y su profesorado”.
“A pesar de haber intentado dar una imagen dialogante que superara la nefasta gestión del anterior ministro que dio nombre a una ley como la Lomce, que pretende acabar con el carácter público de la educación y poner al profesorado en una situación de absoluta indefensión, ahora muestra claramente su seguidismo y su voluntad de continuar la obra de Wert”, señalaron desde SATE.
Este sindicato advierte que estas propuestas son “la aplicación del más rancio estilo neoliberal que los seguidores de la Escuela de Chicago llevaron al Chile de Pinochet” y que “ya han mostrado claramente sus consecuencias”. Éstas serían “la degradación de la profesión docente, arbitrariedad en la atribución de fondos a a las escuelas y privatización creciente del sistema educativo”.En EEUU
SATE recuerda también que, en el caso de Estados Unidos, estas políticas “supusieron el cierre de numerosos establecimientos escolares, el despido de miles de docentes y la entrega de dichas escuelas a la iniciativa privada”.
Por todo ello, SATE señala que el profesorado está “indignado”. “En vez de adoptar medidas para favorecer el trabajo en equipo, recuperar el poder adquisitivo perdido, reducir la carga laboral, fomentar la atención a la diversidad y garantizar al estabilidad de las plantillas, nos encontramos con una propuesta para dinamitar la enseñanza pública y achacar al profesorado los males que derivan de una política nefasta en materia de educación”.