A este ritmo nos vamos a quedar sin la COA. Los melillenses vamos camino de ser la primera ciudad de España que pierde el transporte público. No sé si CpM es consciente de que sus siglas arrastrarán esta calamidad por los siglos de los siglos. Es verdad que el estrangulamiento empezó en la era Imbroda, pero todos sabemos que en política quien mata la vaca se lleva más titulares, que quien le aguanta la pata.
La cooperativa adjudicataria del servicio de autobuses urbanos en Melilla lleva años agonizando en nuestras narices sin que la Ciudad Autónoma cumpla los compromisos adquiridos de abonar las subvenciones correspondientes a cada ejercicio.
Con la frontera cerrada, el confinamiento, los toques de queda y los dos estados de alarma, la COA ha perdido clientes e ingresos importantes que, en todo caso, no bastarían por sí solos para hacer rentable su servicio público.
Digamos que se supone que ese dinero con que mantenemos a la COA sale de los impuestos de todos, incluidos los bolsillos de los contribuyentes que no se tragan el dogma de que ser melillense te obliga a entender lo que es un ciudadano de tercera.
Me cuesta admitir que un Gobierno supuestamente progresista, que se ofrece voluntario para financiar con recursos propios el hospital modular que debería pagar el Ejecutivo central, no tenga ‘cash’ para cumplir sus compromisos con una cooperativa de trabajadores que presta un servicio público a todos, especialmente al electorado que debería interesarles mimar.
Podemos regalar cuatro millones de euros de fondos propios a Madrid para levantar un hospital modular que a día de hoy no necesitamos y no podemos pagar las ayudas comprometidas con la COA. ¿Por qué no hay dinero para los autobuses y sí lo ha habido para poner rótulos en tamazight?
Siendo pragmáticos, hay que reconocer que cuando el PP dio la espalda al transporte público en Melilla, todos entendimos que lo hacía con la tranquilidad de quien reconoce que no está tocando su nicho de votos. ¿Pueden decir lo mismo CpM y PSOE?
No creo ni remotamente que la Ciudad haya quedado mal con la COA porque quiere que las personas mayores de las zonas periféricas de Melilla se queden si autobús los fines de semana. Lo hace porque el transporte público no es una prioridad. Nuestros políticos tienen coche y difícilmente sean capaces de recordar cuándo fue la última vez que subieron a la COA.
Pasa lo mismo con el barco y el avión. Vamos de mal en peor. Es cierto que la pandemia no ayuda, pero también lo es que no conseguimos que la gestión del tripartito supere el trauma que ha dejado el coronavirus.
Esta gente está sobrepasada y prueba de ello es que ahora es que Melilla anuncia ayudas para autónomos cuando este colectivo lleva meses disfrutando de apoyo institucional en otras comunidades autónomas. Y todavía querrán que les aplaudamos.
Hay muchas cosas por cambiar en Melilla. ¿Cómo es posible que la COA no llegue al aeropuerto ni al Puerto de Melilla coincidiendo con los horarios de llegada de vuelos y barcos? ¿Dónde se ha visto eso?
Melilla necesita modernizarse porque seguimos anclados a una forma medieval de concebir la movilidad urbana. No es normal que teniendo un servicio público de autobuses haya que arrastrar las maletas desde la Estación Marítima hasta la Plaza de España o de lo contrario coger un taxi.
No puede ser. Hay que interconectar todos los medios de transporte de esta ciudad porque potenciar el coche no es precisamente una política de izquierdas.
CpM tiene que resolver ya el problema de la COA. No mañana, ni pasado. Ya es ya. Tiene que ponerse las pilas y acabar de abonar un dinero comprometido. Tienen que aprender a cumplir sus compromisos. La palabra dada no puede ser papel mojado. No podemos permitirles que nos dejen sin autobuses.
¿Saben por qué? Porque la miseria llama a la miseria. Si cierra la COA sus trabajadores se irán al paro y tendrán que sobrevivir con los planes de empleo porque aquí no hay otro tipo de trabajo. Todos sabemos que eso es pan para hoy y hambre para mañana. Pero lo que es peor, los planes de empleo son un círculo vicioso. Con suerte entras en él y difícilmente podrás salir.
No podemos seguir aspirando a que el futuro de esta ciudad quede en manos de quienes gestionan los Planes de Empleo. No funciona así en el resto de España y no puede seguir funcionando así aquí.
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