La diputada Dunia Al–Mansouri critica que el reglamento de la convivencia del Gobierno de la Ciudad no recoja este tipo de cuestiones y sea tan “genérico” en temas como la prostitución.
El tratamiento de los Menores Extranjeros No Acompañados (Mena), la prostitución y los inmigrantes son los tres puntos débiles del borrador del reglamento para la convivencia del Gobierno de la Ciudad, según apuntó ayer la diputada de Coalición por Melilla (CpM) Dunia Al–Mansouri. La cepemista criticó que no se haga mención expresa a los inmigrantes y propuso que se realicen campañas de concienciación y sensibilización con el problema de la inmigración.
Esta propuesta sería una enmienda al artículo 6 del reglamento que les ha facilitado recientemente la Consejería de Seguridad Ciudadana, ahora en fase de estudio por los grupos de la oposición. Este artículo recoge el deber de todo ciudadano de ser solidario y respetuoso “con aquellas personas que, por sus circunstancias personales, sociales o de cualquier otra índole, más lo necesiten”. Al–Mansouri considera que esas personas vulnerables serían, por ejemplo, los inmigrantes. Pero para los cepemistas este artículo es un ejemplo de la poca concreción o la “generalidad” con la que se ha elaborado el reglamento para la convivencia.
La diputada considera que el articulado queda “abierto” al criterio enteramente subjetivo de la persona que lo lee. Como ejemplo, Al–Mansouri se refirió al problema de la contaminación acústica. Pues bien, el reglamento, según dijo, “no define los horarios de ruido ni el máximo de decibelios que no se puede superar. Es muy genérico”.
Menas y prostitución
En relación a la problemática de los menas, la diputada cepemista criticó que en el borrador no se haya mencionado siquiera este tema y propone que se incluya la prohibición a estos menores a deambular por las calles, por ejemplo, en horario nocturno. Ello implicaría que pasada una hora determinada para volver al centro de acogida, la Policía Local se encargara de recoger a los menores para retirarlos de la calle, por su seguridad y la de todos los melillenses.
Respecto de la prostitución, Al–Mansouri lamentó que en el borrador del reglamento no se concrete a quién se debe sancionar por el “uso y abuso” del cuerpo de la mujer. Afirmó que la prostitución es una forma de violencia contra la mujer, reconocido por la ONU y la UE, pues es “incompatible con la dignidad y el valor de la persona”. Por tanto, los cepemistas proponen que se sancione a los clientes, es decir, a los que hacen uso y abuso del cuerpo de la mujer, como ya han hecho otros ayuntamientos españoles.
Para las mujeres, CpM propone que se elaboren programas de formación e inserción social y laboral para que “tengan una vida digna”. De hecho, los cepemistas creen que este colectivo debería tratarse como otro más de los grupos en riesgo de exclusión social, al entender que estas mujeres se ven obligadas a hacer la calle por circunstancias o dificultades personales.