Hace veinte años que Concha Bengoechea acometió un trabajo muy minucioso y especial a la vez: restaurar la imagen de la Virgen de la Victoria, Patrona de Melilla.
Su trabajo consistió en “quitar cosas y recuperar la policromía de la obra”, explicó a El Faro.
Esta tarde, a las 20:30 horas en el Club Marítimo, ofrece una conferencia titulada ‘La restauración de la Virgen de la Victoria: otro enfoque para conocerla’ en la que explicará todo el proceso técnico que tuvo que desarrollar. La jornada se enmarca dentro de los actos programados con motivo del CCLK aniversario de la ratificación del patronazgo de la Virgen.
–¿Qué es lo que explicará en la conferencia de hoy? ¿Cuáles son esas principales pinceladas?
–Sobre todo, es hacer una aproximación técnica a la obra. Hablaré sobre sus características, materiales, cómo está hecha, la policromía, entre otros. Se trata de contar la base técnica de la ejecución de esa escultura. Esto servirá de base para relatar luego el estado en el que yo me la encuentro en el año 1996, que fue la última. Qué es lo que tenía, qué se hizo y cómo. Por eso necesitaba primero esa explicación técnico para explicar en qué condiciones nos la encontramos. El último punto sería aspectos acerca de la conservación preventiva, porque es una imagen que procesiona y, por tanto, se manipula y todo eso, aunque se haga con todo el cariño y mimo, conlleva que puede tener una serie de alteraciones y hay que realizar un mantenimiento.
–¿En qué situación se encontraba antes de la restauración?
–Es una obra que ya se había restaurado con anterioridad. Lo que tenía era intervenciones aportando cosas. Se había repolicromado la zona de la cara, las manos y el niño. Una policromía no especialmente acertada que desvirtuaba lo que había debajo, que era original. Al ir superponiendo capas lo que ocurre es que el propio modelado de la escultura se va embotando. A medida que se van añadiendo capas el relieve va desapareciendo y va quedando cada vez más pequeño.
Era un doble aspecto. Retirar el repolicromado permitió recuperar la policromía subyacente original que era mucho más amable, más dulce. Sin embargo, todo lo que es la parte del manto y vestimenta nos dimos cuenta con el análisis de que en la intervención se levantó toda la policromía y se hizo una nueva imitando trabajos y decoraciones del s XVIII, pero son recientes.
–¿Cada cuánto tiempo puede requerir una restauración una obra como ésta?
–Nunca. De hecho, lo que yo hice no fue poner, sino quitar. Sobre la capa original de policromía, se pinta una y otra vez. Eso fue precisamente lo que yo quité, para recuperar la originaria. Si hay un buen mantenimiento no debería haber reintervención simplemente tratamientos de conservación, no restauración. Si la policromía se levanta, asentarla. Si hay un ataque a la madera, tratarlo para que no haya carcoma y se debilite.
–¿Ha cambiado mucho con el paso del tiempo la forma, herramientas de restauración?
–Se hacen muchos análisis y muchos estudios técnicos, científicos, radiografías, análisis de materiales, químicos, endoscopia, infrarrojos, entre otros. Todos estos estudios nos permiten conocer mejor qué material tenemos que trabajar. Es la tendencia actual. Lo que sucede es que a veces te encuentras, como es el caso de la Virgen de la Victoria, con que hay que quitar las intervenciones anteriores porque perjudicaban la conservación de la obra y también desde el punto de vista estético. Me encontré esmalte de uñas de cosmética en las manos de la Virgen y del niño y eso había que quitarlo.
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