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Mañana comienza oficialmente la Operación Paso del Estrecho y por más que la Autoridad Portuaria y la Delegación del Gobierno digan que está todo listo, no lo está
Una frontera cerrada (Beni Enzar) y otra colapsada (Farhana) impiden que la ciudad esté lista para recibir a miles de pasajeros marroquíes que, después de un largo viaje desde Europa, lo último que quieren es encontrarse el paso de Melilla cortado al tráfico.
La Policía y la Aduana marroquíes deberían explicar por qué cerraron ayer la frontera de Beni Enzar a las nueve de la mañana.
La Delegación del Gobierno en Melilla no había recibido a mediodía explicaciones al respecto y se limitó a informar de que España no había cortado el tráfico.
Y no mentía. Es evidente. Nuestra frontera estaba abierta, pero de qué sirve si Marruecos no dejó entrar a nadie ni a pie ni en coche.
Hay demasiados intereses en juego como para mirar para otra parte. Aduaneros y policías de Marruecos se han solidarizado con los porteadores porque la restricción del comercio atípico de 7:00 a 11:00 horas en Beni Enzar también les afecta a ellos. Para nadie es un secreto que se llevan mordidas de los bultos.
Les duele el bolsillo y quieren presionar a Melilla para que recule en su decisión de limitar el tráfico de mercancías por Beni Enzar para dar prioridad en el presente a los pasajeros de la OPE y en el futuro a los turistas que están por llegar a Nador con la aceleración de los planes de desarrollo del complejo Mar Chica y también de Saidía.
Hoy habrá protesta de los comerciantes de Acsemel, que bajarán la persiana todos a una para presionar a Abdelmalik El Barkani como lo hicieron hace tres años.
Es hora de que el delegado se tome en serio a estos comerciantes y se siente con ellos con la intención de alcanzar un acuerdo que contente a todos.
El Barkani no lo tiene fácil. Ampliar el horario de Barrio Chino o Farhana en plena OPE y con las vacaciones de guardias y policías a la vuelta de la esquina es algo que no puede prometer. No le queda otra.