La Guardia Civil detuvo en Melilla a un joven de 30 años, acusado de un delito de receptación y otro de extorsión, tras comprar un móvil que había sido robado y, posteriormente, querer revenderlo a la víctima por 200 euros, el precio que él había pagado.
Según informó ayer el instituto armado, en la mañana del domingo una joven denunció la sustracción de su teléfono, valorado en 500 euros, en un local de ocio del puerto deportivo de la ciudad autónoma.
La víctima, al percatarse de la sustracción de su teléfono móvil, efectuó una llamada telefónica a su propio terminal, respondiendo a la misma un varón, que le decía que el teléfono lo tenía en su poder y que lo había comprado por 200 euros, por lo que, si lo quería recuperar, “debía pagarle esa cantidad”.
Fijaron un lugar y una hora para la entrega, al tiempo que se estableció un dispositivo policial con guardias civiles de uniforme a distancia y otros con vestimenta civil en las inmediaciones. Antes de establecerse el contacto entre la víctima y la persona que portaba el teléfono se produjo la interceptación y detención del individuo.