{jaimage crop="ML" /}El presidente de CpM, Mustafa Aberchán, concede una entrevista a El Faro en la que analiza el escenario político tras las elecciones del 24 de mayo y en la que reafirma su voluntad de diálogo.
Coalición por Melilla (CpM) ha revalidado su posición como primera fuerza de la oposición, tras las últimas elecciones locales. En tanto el Partido Popular ha perdido la mayoría absoluta y en un ambiente político plagado de rumores, llamadas telefónicas e hipótesis sobre pactos políticos entre unas formaciones y otras, el presidente de CpM, Mustafa Aberchán, afirma a El Faro que no ha recibido llamada alguna para hablar de pactos, si bien es cierto que su formación mantiene la misma disposición al diálogo.
Esta postura no es nueva, pues ya la anunció el propio Aberchán días antes del inicio de la campaña electoral, cuando pedía que se guardaran las formas para no perjudicar el ambiente de diálogo post electoral.
–¿Se plantea alcanzar un pacto con el Partido Popular de forma puntual o un gran pacto que dure toda la legislatura?
–No. Nos planteamos un diálogo sincero, constructivo y en defensa del interés general de los ciudadanos. Es lo mismo que hemos dicho hace dos semanas, antes de saber el resultado. Ya advertimos de que había que cuidar las formas para este momento. El PP no las ha cuidado, nosotros sí.
No estamos condicionados a las formas y los modos impropios de un partido que ha tenido vocación de Gobierno durante quince años con mayoría absoluta y de Gobierno de la nación. No nos va a condicionar.
Nosotros estamos dispuestos a hablar. No traemos en nuestra herramienta el odio. Al presidente (Imbroda) le he escuchado decir que hay que dejar el odio aparte. Nosotros tenemos una gran ventaja: No lo traemos con nosotros. No tenemos que dejarlo aparte.
Tenemos un sentido de la responsabilidad de la impronta de nuestra ciudad que hay tanta hambre y tanta pobreza que algunos piensan que pueden estar bien en el sillón de su casa aún cuando se lo han comprado, pero hay algunos que no tienen para comer y eso es lo que nos preocupa.
–Antes de la campaña electoral, parecía posible que el PP y CpM podrían llegar a un acuerdo de Gobierno, pero después de estas dos últimas semanas ese entendimiento puede quedar en duda...
–Claro. Tiene usted toda la razón. Pero aún así, los 20 años de historia y madurez política (de CpM) nos deben llevar a no sacrificar lo más importante por lo menos importante. Lo más importante es el trío del pueblo: La pobreza, el paro y el interés general. Lo menos importante son las visceralidades, a veces, del discurso en una jerga impropia de un representante político.
–Ahora se empieza a escuchar con más fuerza un posible pacto entre PP y Populares en Libertad (PPL) que daría al PP el escaño que le falta para la mayoría absoluta...
–Obviamente. El PP puede pactar con cualquiera. Es más, yo le animaría a que la responsabilidad primera que tiene el partido más votado es abrir un abanico de diálogo y conformar una mayoría suficientemente eficaz y representativa para defender los intereses de Melilla. Ésa es la primera responsabilidad que tiene el presidente (Imbroda).
–¿No se siente celoso o traicionado?
–No. Creemos que es una obligación del presidente buscar el apoyo más eficaz en la defensa de los intereses de los melillenses. Obviamente nosotros pensamos que esa no es la fórmula, pero bueno, no somos nosotros quienes tenemos que pensar.
–¿Han pensado en un Gobierno de concentración en el que estuvieran CpM, PSOE, Ciudadanos y PPL?
–Ésa es la segunda responsabilidad que se tiene, si el presidente de la Ciudad no es capaz de conformar una mayoría.
En ese caso, nosotros no la vamos a eludir como formación más votada. Si el presidente (por Imbroda) no logra una estabilidad numérica que le otorgue estabilidad y defensa del interés general de los ciudadanos, nosotros vamos a asumir el papel de ser la segunda formación más votada y contactar con todas las formaciones políticas para poner encima de la mesa el interés general del pueblo de Melilla. Este interés pasa por los grandes desequilibrios y las grandes necesidades que tiene Melilla, no por dar sillones a nadie.
–En ese escenario, ¿usted tendría la aspiración de ser presidente de la Ciudad Autónoma?
–Ya le he contestado y quiero ser lo suficientemente elegante y educado para que las fórmulas posibles de gobernabilidad no se vean deterioradas.
–¿Apoyaría su partido la investidura de Imbroda aunque no pacte con ustedes?
–Le vuelvo a decir que nosotros estamos dispuestos a dialogar. Es más, pensamos que es un imperativo después de las urnas. A partir de ese día, luego pueden salir muchas cosas, pero hay que dialogar.
–¿Cree que puede darse la posibilidad de un tránsfuga en las filas de su partido u otro?
–Yo le decía antes que el aval y el crédito que tiene CpM es un crédito de 20 años donde podemos ponerlo encima de la mesa, cuando haya una falta de respeto de alguien, que pueda venir a la política en dos días. En 20 años y en dos años en la gestión del dinero público hemos sido la única formación política que ha quedado inmaculada, que ha dado un ejemplo de que el dinero público no le crea problemas a la hora de la gestión pública.
Lo digo porque otros partidos de muchos años de historia no lo han tenido. Pero, otro ejemplo muy claro, el único partido que no ha tenido tránsfugas en 20 años ha sido CpM. El PP ha tenido tránsfugas, el PSOE... todos. Por tanto, tenemos un crédito y una credibilidad que queremos dirigirnos a los demás con modestia, pero si en algún momento hace falta enseñar la tarjeta de presentación, habrá que enseñarla.
–¿A qué se debe esa circunstancia? ¿Qué medidas de control interno tiene CpM para evitar esos casos y que no se haya registrado ninguno?
–Un compromiso profundo con los ideales de CpM. No se olvide usted que en 20 años hemos mantenido, renovado e impulsado el compromiso de una Melilla mejor desde el equilibrio y desde la justicia social. Eso conlleva compromiso con las clases desfavorecidas, con políticas prioritarias, con defensa de las personas que necesitan ser atendidas por encima del discurso fácil y de cara a la galería. Eso conlleva un compromiso ideológico profundo que no es fácil romper.